CUATRO
I Mientras venía en el carro, mirando por la ventana el cielo y las calles de invierno, de pronto me puse a pensar en mí y me dije, ¿te has puesto a pensar en lo mucho que has cambiado? Antes no te preocupabas por cosas de las que te preocupas ahora. No tenías horarios, no tenías rutina. No tenías un sueldo ni eras dueño de tu libertad. Solías pensar que las cosas que necesitabas alguien te las iba a dar, y mírate ahora, todo lo que deseas lo tienes que conseguir con tu esfuerzo. No es que te vea que te estás quejando, ciertamente soy consiente de lo mucho que te esfuerzas y de lo poco, también, que le pones empeño, es decir, eres un carro a medio motor. Sin embargo, sé que la única forma de motivarte, de poner todos esos engranajes en marcha, son las ganas de lograr algo que te propusiste con verdadera convicción, de cumplir las promesas que hiciste de corazón, y el amor verdadero que le tienes a tu familia, a tus amigos, y al amor que un día fue. Aquel amor que un día fue... Ell...