Mi primera publicación: Un amor.


¿Por qué? Porque sí, porque no y porque no sé. Sí, así es. O no lo es. Pensemos que no lo sabemos. Miremos el pasado para poder resolver problemas del presente y prevenir los del futuro. ¿Lo pasado ha pasado? ¿Que debes olvidar el pasado y empezar de nuevo, vivir tu presente? ¡Pendejadas de tontos sin memoria! No se puede olvidar el pasado ni mucho menos ignorarlo. No puedes decir que vives el presente porque mientras dices: "Yo vivo mi presente y no pienso en el futuro", cada segundo está pensado mientras dices esas palabras. ¿Qué persona no ha pensado en su futuro? Muchos han dicho alguna vez, yo seré un gran médico, ingeniero, abogado; yo tendré una hermosa familia, un buen trabajo, una magnífica casa; yo tal vez moriré de viejo, quizá muera mañana, quizá en este momento. 
Ahora es cuando debes mirarte a ti mismo en el espejo invisible para los ojos de otros y no para los tuyos y saber, que ese eres tú. Sí, ese. El de los pelos despeinados, el de los ojos legañosos, el de aspecto escuálido y pesaroso, el germen que no muere con nada que lo alimentas, la basura que tienes limpia apesar de tus pesares. Ese que cree ser todo que no es nada y que dice hacer cosas que no hace y que sueña sueños que no son suyos y que ama sin que lo amen. 
¿Qué es lo que te preocupa? Me han dicho y veo en tí, porque me es fácil ver tu transparente alma turbia de penas y victorias de gerras sin gloria; que has amado, sigues amando y seguirás amando a una mujer. Que la odiabas hace poco, que la odias ahora y que la odiarás después aunque te pudras en tus ruegos que la cuide quien sea que esté a su lado, por ti. Que pedías, pides y pedirás a los astros velar sus sueños y que te avisen si la sienten desesperar para que vayas a su lado y le susurres tus amores en silencio, tus verdades de ese corazón que escoge momentos, según los impulsos de su memoria, en que la tenías entre tus brazos y caminabas por las calles tomados de la mano y con ese aire que era tan inocente, que provocaba ella, que parecía recién inventado. No, no son patrañas de un joven ilusionado en estos asuntos de amor. Son verdades. Yo creía, y estaba convencido, que se me paralizaba el alma con pensar en ella, que sentía un marasmo de cuerpo entero cuando me miraba, que disfrutaba aquél hálito de vetiver de regaliz de su aroma de mujer, que resonaba en el vacío sin llenar de este corazón que no conocía el amor con un ruido de sus carcajadas que estremecía hasta los confines más alejados de este mundo que fue inventado para ti, y nada más que para ti. Sin embargo, este amor y esta vida vagarán mucho tiempo más por ese vericueto que me llevará a la felicidad de vivir sin ti y pensando en ti, amor mío. Soñaré como ahora sueño y como soné antes que te besaba aquellos labios gruesos y rojos, que te acariaba el cabello largo y lacio de leona, que te rosaba la yema de los dedos por tu rostro y que me pierdo apropósito en ese laberinto creado por el sonido de tu voz... 
¡Ay! Pobre de mi. Lo más triste de esta vida es que te extraño y de la peor forma: teniéndote tan cerca sin poder hacer nada.

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