ÚRSULA

¿DÓNDE ESTAS?

Úrsula, ¿qué me has hecho?

¿Por qué tan de pronto no dejo de pensar en ti? 

¿Por qué te tengo que encontrar si no te me has perdido?

¡Todo te has vuelto tú!

Úrsula, mi vida se desmorona como una catarata de arena

ubicada en la cima del sosiego, para terminar en el otro extremo, 

la desesperación de una vida que sobrevive en tu ausencia.

Oh, Úrsula, tomaste entre tus manos mi alma

y la combinaste entre la vida y la muerte, 

dejándome justo al medio de ellas

y sobre una cuerda floja donde el único sentido para caminar 

eras tú. 

Estoy haciendo equilibrio ahora mismo,

y ya me estoy acercando a ti, 

pero sé que te alejarás cuando menos lo piense y sé, 

que yo seguiré caminando aunque estés haciendo trampa.

Úrsula, déjame sentir una vez más tu rostro sobre el mio,

tus labios sobre mi mejilla, el olor de tu cabello largo y lacio,

tu mirada de tus grandes ojos que penetran mi ser,

tu voz que el eco de mi corazón hace resonar por los vericuetos de mi imaginación

hasta que un día vuelva a necesitar más de ti.

Yo sé que es una blasfemia proclamar este amor, 

y en esto sí hay peros que valgan, 

pues te me has robado todo y yo estoy feliz.

Me has robado el sueño de dormir, 

el aire de respirar... 

No... ¡NO! ¡No, no, no y no!

Debería odiarte, sí, eso debería.

¡Apártenla de mi!¡Sáquenla de aquí! 

¡Lo digo yo, sinvergüenzas, sátrapas deslenguados,

aduladores convenidos, amigos de lo ajeno, 

hijos de puta! 

Son órdenes mías.

Vete, mal nacida,

hija de tu mala madre, 

¡que te alejen de mi he dicho! 

Atrápenla, 

amarrenle un ancla al cuello y llévenla al muelle, 

no, mejor yo la llevo,

te daré un último beso, me perderé en tu mirada, 

e inhalaré una vez más tu aroma, 

y te empujaré,

te hundirás en los arrecifes del olvido 

y que nadie la saque nunca de ahí, carajo, 

para que nunca nadie más vuelva a sufrir con el fulgor de su rosa, 

aunque sé que yo seré el injerto que te sacará de ahí, 

cual colgajo de amor, vivirás.

Úrsula, ¿dónde estas?