MI VIEJO.
Se acerca junio, faltan pocos días.
Junio es un mes en la que estoy parcialmente deprimido, es uno de los meses más difíciles del año. Es un mes en la que me siento vulnerable, solo, desprotegido, varado en una isla y en medio del mar, sentado, recostado sobre una palmera, mirando ocultarse el sol. Hay alguien al que suelo extrañar, alguien que empezó a hacerme falta desde siempre pero que, siempre, lo negué. Recuerdo muchas cosas (ese es mi gran problema: tengo una estúpida buena memoria del carajo), y eso me pone nostálgico, aparte de que el invierno acompaña mi estado de ánimo. Todo hubiese sido más fácil ahora de no ser por... bueno, ya no importa.
Pensar en mi papá es pensar en aquella noche en que nos amanecimos haciendo mi proyecto de ciencias en el colegio. Recuerdo que usó hasta el último centavo, todo su esfuerzo, para que todo saliese bien, y vaya que salió bien. Ganamos un premio por primer puesto. Mi papá solía llamarme "pajarraco", o "gusano". Fueron los únicos sobrenombres que me gustaron. Decía, '¡Ese es mi pajarraco!' Cuando se separó de mi mamá yo tenía 5 o 6 años, y yo me quise ir con él. Fui con él. Estuvimos en la casa de mi abuela, la cual me "churgueaba" (me agarraba del pescuezo y me samaqueaba y me bañaba a la fuerza y me sacaba los mocos de la nariz toscamente y me hacía comer de todo, hasta el queso y la aceituna que tanto odio, me ponía entre sus piernas y con sus dedos hacía como si yo fuese una guitarra en mis costillas y me decía: 'Eres mi guitarra porque estás flaco, flaco, flaco'. En resumen, toda clase de cosas desalmadas.) cada momento que podía, cuando mi papá no estaba.
Un día me enfermé. Estaba mal, muy mal. Y es que cuando a mi me da la gripe, muero. Enserio, muero. No es normal que a mi me de gripe, como que tiene que pasar dos años, hasta tres, y luego me enfermo, y si me enfermo, ¡Olvídate! Bueno, me cargó de inmediato al verme moribundo y corrió a la posta conmigo en brazos. Me recuperé rápido. Soy un Sayayín.
Otra cosa que recuerdo fue que encontramos un perro hermoso, estaba perdido. Lo llevamos a casa y lo alimentamos e intentábamos descubrir su nombre, así que empezamos a bombardearle de toda clase de nombre para perros machos se hallan inventado. No hallamos su nombre. Un día una señora con su hija tocan la puerta y preguntan por "Pulgoso". Definitivamente no preguntaban por mi, era por el perro. Cuando este las vio, las reconoció enseguida: eran las dueñas. Yo me había encariñado con él demasiado y me aferré a tenerlo conmigo pase lo que pase. Mi papá y la señora conversaron y no sé cómo, pero nos quedamos con Pulgoso. Lo amé de verdad ese momento, pero poco duró, pues me miró duramente y me dijo: 'No está bien lo que hiciste. Si esa señora hubiese exigido al perro se lo hubiese dado así te pongas a llorar toda tu vida. Ay de ti que no cuides bien de ese perro, carajo.' Vino la señora a visitar a Pulgoso un par de veces, luego ya no supe de ellos hasta ahora. ¿Qué habrá sido de ellas? Con respecto a Pulgoso, murió, no lo cuidé bien, se enfermó y no supe qué hacer. Solo murió. Distemper me dijeron que fue la razón.
Recuerdo cuando solías venir en mis cumpleaños, cuando me compraste mi bicicleta y me enseñaste a manejarla, cuando me hiciste mi cometa y fui la envidia de mis amigos, cuando me compraste mi carro cisterna e hicimos pistas sobre la tierra e hiciste mi cochera y jugamos largo rato, cuando traías uvas verdes a casa cada vez que llegabas, nunca llegabas con las manos vacías; cuando venías en los cumpleaños de mis hermanas, cuando tratabas de 'Domi' a mi mamá y mi mamá te trataba de 'Ángel' y así, cuando te acompañaba a los distintos bautizos y bodas en las que solías tomar fotos y yo me alucinaba un fotógrafo profesional contigo, cuando íbamos a las casas de las personas a dejarles sus fotos y a cobrarles, cuando me llevabas en tu bicicleta de un lado a otro lado (fuiste la única persona con la que me sentí seguro de que alguien me llevara en bicicleta), cuando me llevabas a esa iglesia a la que nunca más regresé desde que te fuiste ni pienso regresar tampoco, cuando me llevabas a otros lugares fuera de Trujillo y trabajábamos varios días allí, cuando reímos hasta quedar exhaustos, viejito lindo, así tú, con tu asma y todo, reíste conmigo hasta que la barriga nos doliera miles, y todo por un simple huevo que empezamos a comparar con mi cabeza, viejo baboso, te amo.
Esta es mi publicación del mes de junio publicada en mayo.
El tercer domingo de junio y el 28 te recordaré con fuerza. Pronto iré a buscarte a ese cementerio. Perdón por no haberte visitado hasta ahora, después de 8 años, pero es que de verdad aún no tengo el valor que se necesita para hacerlo. Eso no quiere decir que sea un mal hijo y que no te quiera. Probablemente sea un mal hijo, pero no es cierto que no te quiero. Ya un día te iré a visitar, pero no solo, ojalá que no solo. Cuando vaya, será para presentarte a alguien muy importante para mi, quizá tu nuera. Buenas noches, viejo.
Comentarios
Publicar un comentario
No te olvides compartir :) ¡Saludos!