OTRA VEZ TÚ
Soy consiente de las cosas ahora, cómo se han ido desarrollando a lo largo del tiempo, y miro a mi al rededor y me sorprendo, ¡cómo cambia el tiempo! ¿Seré igual que hace dos años? ¿Serás igual que hace dos años? Porque ya han pasado dos años, ¿te has dado cuenta?
Cuando solíamos andar juntos insistía en decirte que era algo más de lo que solo se veía, era muchas personas, muchas imágenes, figuras todas juntas en una persona que representaban lo mejor para ti: un amigo, un hermano, un padre, tu novio. Disculpa, te he vuelto a recordar, un domingo como la semana pasada, pero no de noche sino de mañana, al despertar, y me da un poco de coraje nada más porque no dejo de vivir en reversa, vivo del ayer, necesito cambiar esa frecuencia, sí que lo necesito... Es por la cantidad de cosas que tengo que decirte y no me has dado la oportunidad de hacerlo. ¿Por qué solo miras tu lado? ¿Por qué eres así de egoísta? No, no estoy mal ni siento resentimiento, es solo que me decepciona. Varias veces te he fallado, o mi sentimiento de culpa hace que diga eso. Pensaba que significaba algo de verdad por las cosas que me has dicho. En serio me las creía. Este amor inocente se las cree todas. Siempre pensé que si algún día tuviera mi hija, la amaría con todo mi corazón, y si fuera señorita con el pasar del tiempo, le pediría que me diera un momento para conversar con el jovencito con el que está, para conversar sobre ella, para saber cuánto significa para él, ella; para que sin importar cómo vista o cuánto tenga, saber qué piensa de ella; y finalmente darle mi aprobación, porque soy su padre, porque soy el primer hombre que la amó con todo el alma, y porque no puedo cederle el puesto a cualquier tipo que la bese y acaricie y se convierta en su figura de hombre ideal. Son celos y protección, nada más, y algo de envidia por pasar a ser el segundo puesto. Es algo similar ahora, quiero conversar con él, ¡aunque es casi imposible! Ojalá se pueda, me gustaría saber lo que piensa él de ti sin que sepa él que voy para eso. Quiero aprobarlo para cederle mi lugar. Es un derecho que yo mismo me otorgué. ¿Crees que es ridículo, verdad? Soy tu padre, quise serlo.
De verdad tengo tantas cosas que decirte, pero en persona, ya sabes cómo soy. Sin embargo ya te fuiste otra vez, y quién sabe cuándo regresarás. Yo estaré acá, esperando nada más, pendiente de todo lo que hagas, y si en algún momento te sientes triste y pienses que estás sola en este mundo, corrige ese pensamiento y di, no, él me quiere, y vuelve a sonreír; y así, niña, en el peor de los casos, tendrás tantas cosas en mente, las cosas no te saldrán bien, y de pronto explote todo a tu al rededor, y notes que todos han desaparecido, cuando te sientas sola, cuando el humo y la polvadera se disipe, yo apareceré por algún lugar, mirando extrañado todos esos escombros, repitiendo con mi panetón bajo en brazo y con una mano en la boca, ¿pos hora? ¿pos hora? Y te veré ahí, me acercaré, te sonreiré y te diré, ¿quieres panetón?
Ya me dio hambre. Voy a comprar panetón en aquel lugar donde me compraste uno a mí. ¡Estuvo rico!
Comentarios
Publicar un comentario
No te olvides compartir :) ¡Saludos!