DESAHOGO
Caminaba mirando a la gente por la plaza de armas de esta terrible ciudad. Los miraba sin preocupaciones, con los ojos inexpresivos, respirando casi imperceptible, y ladeando la cabeza para mirar los carros y no terminar en una tragedia que aún no deseaba. Veía vendedores de golosinas que se iban al ver a los serenazgo, hombres disfrazados de justicia social, hombres con máscaras de 'es lo correcto', hombres que ocultan su desgraciado rostro, su avergonzado ser, hombres ciegos libres en sus prisiones de órdenes recibidas. Hay personas informales que muy a pesar de su pasado no han podido tener un mejor futuro, y ahora luchan en su presente, con las oportunidades que están al alcance de sus manos, y aquellos hombres que dicen ser el orden social, irrumpen por la fuerza en los débiles esfuerzos de aquellas personas, y que a pesar de su esfuerzo solo les queda mirar impotentes cómo son arrebatadas sus cosas de trabajo, lo único que tienen para poder subsistir. No les importa nada, el serenazgo cumple órdenes de superiores, no importa nadie, no importa si son mujeres que podrían ser sus madres, no importan si son hijos que desesperados intentan defender la integridad de su madre, no importa si la madre es golpeada salvajemente frente a la mirada de impotencia de su hijo que es golpeado, pateado; por tratar de evitar que alguien golpeara a su madre, a su padre, al anciano, al cojo, al manco, al retrasado mental, a la pareja que lleva sus chocotejas en un tazón, al señor que lleva globos en sus manos, al niño que es obligado a recoger uno a uno las monedas y los caramelos que han sido lanzados al suelo por un señor que se hace llamar, injustamente, autoridad, justicia, orden social. Es muy egoísta pensar que es culpa de ellos que estén en esa situación, que si hubiesen tomado una mejor decisión en el pasado tal vez no estarían trabajando informalmente. Tú tuviste una buena educación, tú tuviste alguien quien te protegiera, tú tuviste una mejor determinación para no dejarte vencer, tú tuviste más ambición y astucia para superar tus problemas; ellos no, ellos no tuvieron una buena educación, sus padres o personas cercanas a ellos los maltrataban, no tenían amor propio o una firme decisión ni ambiciones. Todo eso junto para ti y para ellos o quizá por partes. Todos tienen dificultades, ¡es la vida! Que tu suerte haya sido otra no significa que tienes que ser indiferente, no significa que debas estar en el ruedo de las personas chismosas que son como tú que solo miran o lanzan gritos de '¡déjalo, déjalo!' o filman 'la injusticia' o se pasan de largo o te sientas indignado. Francamente un puñete, una patada, una costilla rota, un moretón en el ojo, en el cuerpo, sanan y desaparecen más rápido que aquel sentimiento de impotencia y rabia al ver cómo hombres que se hacen llamar justicia social golpean cruelmente a tu madre o padre o niño o pareja o anciano que trabaja para poder vivir, y peor aún, que gente a tu al rededor, a pesar de ser el triple en cantidad, solo mire, sin hacer nada. Deben tener miedo, es comprensible, todos miran, quieren entrar a ayudar, pero nadie se atreve a dar el primer paso, dudan, 'pueden golpearme a mí también', 'si entro a ayudar y los demás solo vuelven a mirar, saldré herido'. Piensas solo en ti. ¿Qué hago llegando a la universidad con el ojo morado? ¿Qué hago llegando al trabajo mareado por un golpe en la cabeza? ¿Qué les digo? ¿Solo miento y ya? Dirán que soy un tarado por intentar razonar con esos animales, su típica frase 'así es el Perú'. Nadie hace nada, todos miran, GENTE DE MIERDA.
Señores serenazgo, les declaro la guerra, otra vez, aquí, ahora, con la mirada de indignación y las mismas palabras que les dije aquella noche: si tocan una vez más a una mujer frente a mí, a un anciano, a un niño, a una pareja de enamorados, al cojo y manco que cantan en la avenida, los defenderé otra vez a puño limpio, con todas mis fuerzas, y podrán romperme los huesos, golpearme, humillarme, insultarme, escupirme y dejarme al borde de la muerte, pero no se los dejaré tan fácil, créanme que si tengo la oportunidad de clavarle los dientes en la yugular, lo haré; y cuidado con dejarme vivo, porque recordaré cada uno de sus rostros, averiguaré sus nombres, sus direcciones, y solo a ustedes, porque ustedes son las mierdas que tenemos que limpiar, les cortaré el cuello lentamente, y les haré recordar este día.
Posdata: No sé si llevé por un buen camino este escrito, solo lo escribí para desahogarme.
Comentarios
Publicar un comentario
No te olvides compartir :) ¡Saludos!