MISHA

Ella se siente una señorita. Le gusta que le den besos por encima de la mano cuando la saludan, pero patea la pelota de puntazo y hace gol. Su cabello es lacio, y eso que no se lo ha planchado; 'eso es para maricas', suele decir. Maldita mujer - hombre, tu rudeza me hace temblar, tu delicadeza me enternece. Recuerdo el día que te presentaste ante mí: 'Buenas tardes, ingeniero, soy la contadora que no cuenta sus uñas, no; ni cuentos baratos llenos de fantasía, no; yo soy la contadora de su triste realidad, el nuevo parásito que se encargará de desentrañarle todo, todito. No se me ponga nervioso, soy directa, muy directa, y bisexual, además. ¿Ya vio ese rico culito de esa chica de vestido rojo? Delicioso, ¿no?'. Quedé perplejo, asustado, tal vez; ¡vaya hombre! Pensé. '¿Puede ayudarme con la silla, ingeniero? ¡Sea caballero! Que seré como soy pero sigo siendo mujer.' ¡Vaya mujer - hombre! Pensé. Háblame de ti, me ordenó, quiero saberlo todo: si eres mañoso, gileador, estudioso, casual, ¡todo! Le hablé de mí, le dije que soy ingeniero, que me gusta la carne, me encanta patinar, que me uní a un grupo de montañistas hace poco, que voy al gimnasio, que practico natación, que estoy interesado en un curso de capoeira, que trabajo tomando fotos con un amigo que conocí y que en mis ratos libres enseño matemática a universitarios, que soy pacifista hasta cierto punto pero tampoco soy un huevón, que me sé defender, que en cuanto a lo de mañoso que mejor se cuide, no vaya a ser que proyecte mis peores perversiones en su sombra, que tengo mis cosas buenas y malas, como cualquier persona, mis demonios, para darle un nombre; que a pesar de todo soy feliz, y cien por ciento optimista, que si es de las personas tristes, aburridas y enojadas, que si es cerrada y poco tolerante, que si no imagina y sueña, lo más probable es que le parezca un idiota; pero que así soy, un idiota feliz, que después de todo, ¡quién entiende a los idiotas! Que, por cierto, aún no me sé tu verdadero nombre. Ella escuchó todo silenciosamente mientras comía sin mirarme su alita de pollo, tomó un sorbo de su bebida, y dijo, para ti solo soy Misha, Miiishaaa. Vamos, siéntelo, Mi - sha; ¿notas algo? Repítelo, Miiii - shhhh - aaaa. Mientras me enseñaba decir su nombre veía sus labios pronunciar cada sílaba. Siente cómo raspa el aire de tu interior con el paladar superior y tu lengua, Mi - shhhaaa. Te va a gustar, sigue practicándolo. 

Bueno, a ver, me gusta el vodka, la moca, la fotografía, mi profe, vidrios, arte, lo psicodélico, soy el tipo de chica que no se podría tener como enamorada, así que estoy sola; ¿ya te dije que soy bisexual? Lo único deportivo que hago es cardio, soy muy floja en eso y con lo de nadar, sí, pero como meterme al fondo y ver todo borroso; me gusta el anime y el sexo. Todo lo escuché mientras la imitaba: comía sin preocupaciones, silenciosamente. Si tuviera que decir que me agradó, no lo diría, porque, bueno, me ruborizó. He visto sus fotos, no enfoca nada, no muestra nada en concreto, pero es como si todo tuviera sentido. Sus fotos no llevan su rostro, lleva sus labios, su lacio cabello, su nariz, su delicioso hombro, su ansiado cuello, y apenas se entrevé la prominencia de unos senos que podrían ser mi locura. Misha, pienso, Miiii..., me detengo un rato, lo saboréo, vuelvo a repetir: Miiii..., suavemente continúo, lo disfruto, shhhh, cierro los ojos, aaaa. 

Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Misha. Miiiiiii - shhhhhaaa. 
Tal como ella me lo enseñó. ¿Qué mujer - hombre te enseña a disfrutar su nombre? Siento que es horrorosamente adictiva. 
No le gusta Lima, no. Quiere viajar. Miii - shhhaaa. ¿Es una gata? ¿O intenta seducirme? Lo ha logrado. Escribo sobre ella para que no se vuelva mi adicción. Escribo sobre ella para creerla una historia, una reflexión, un suceso que pasa en mi mente, uno muy perturbador. 'Si yo viviera sola, tendría sexo todos los días.' Dijo. No quiero pensar en ello. No me va a atrapar con eso. Además, sin antes saberlo ya me tenía entre sus garras, Misha, gata, Misha, tus hombros, Misha, tu cuello, Misha, tu lacio cabello, Misha, tus labios... Miiishhhaaa. 

Basta, ¡basta de su nombre! Pensemos un rato en el momento que pasé con ella. Comimos juntos en una de las mesitas de la cafetería de la universidad, conversamos, hicimos negocio con nuestros tiempos: tú me buscas a tal hora, yo a esta otra, y si estamos ocupados ambos, nos vemos al siguiente día, pero no tan seguido, porque no queremos aburrirnos. Mirarte me obsesiona, le digo; mirarte me da risa, responde. La escucho hablar, la veo mover sus labios y el ligero golpe de su lengua con sus dientes para pronunciar cualquier palabra, ¿así se produce la maravilla? Su voz, su joven voz. Es agresiva, la escuché decir una grosería, no me disgustó, no me gustó, ¿todo es neutral con ella? No, no me gustas, Misha, solo provocas una corriente que recorre mi cuerpo, eres el hilillo de sudor frío que recorre mi espalda, la incesante picazón en mi cabeza, me rayas, Misha, la mujer - hombre, la rayada. La escucho enumerar cada cosa suya, sin tartamudear, sin comas, sin respiración, total control, no siente, no piensa, no razona, es su instinto. 'Me gusta lo minimalista, lo blanco, plomo, verde jade, verde oscuro, verde pino, me gustan los tonos verdes'. Vuelvo a recordar sus fotos mientras la escucho hablar, y curiosamente puedo vivir en esos espacios en paralelo sin ninguna dificultad, el recuerdo de sus fotos y lo que me va diciendo sin respirar, ¿ese es el poder que me das? ¿Vivir en dos dimensiones a la vez sin ninguna dificultad? Misha... Miiii - shhhhaaaa. Sus fotos son al vacío, les dije, no enfoca nada, pero tienen todo, ¿una chica me obsesionó con tan solo sus fotos? No hay nada cierto en esas imágenes, pero se entiende todo; es como si no quisieras saber de la realidad, que las capturas sin aceptar cómo es, y no me refiero a tu arte, sino a tu forma de ser, ¿huyes? ¿A dónde? ¿Ya sabes dónde es el final? ¡La vida no tiene límites! Misha, juega conmigo. 
'Me gusta que me jalen del cabello, y cuando tengo un orgasmo digo 'miau', me gusta jugar, no me sale muy bien el sexo oral por mis brackets, creo ser ninfómana, cuando tengo sexo tiene que ser toda una noche o toda una mañana, no por horas; salía con un amigo que era buenísimo, no era mi nada, era solo mi amigo, mi causa'. Decía. 'Por ahora no quiero mucho aquello, es solo para que lo tengas en mente, aunque sí me comería completo a mi profesor, es guapísimo, gggrrr, me excita.' Tengo que admitirlo, captó mi atención. 'A raíz de una mala experiencia como que perdí el interés de ese lado, el amor y el sexo. Me gusta cocinar - (la amé) -, antes hacía skate pero me caí y fue horrible y por eso le tengo algo de fobia a los deportes. Me gustan los animes, los adoro. En cuanto a comidas, ¡bueh! No terminaría. No es que sea exquisita ni nada, solo que hay cosas que no voy a tolerar, como la lactosa.' Y sonrió. Es primera vez que dejo de resolver ejercicios de matemática que no me salían en mi mente para poder captar cada una de sus palabras y no olvidarlas. Cada detalle, cada suceso, cada movimiento, sus manos, sus ojos, sus hombros, sus labios, hasta los parpadeos, las pausas para tomar aire y retomar el hilo de su conversación, ¡sáquenle la pila, por Dios! Tengo que prepararme para todo contigo. Tengo clase ahora mismo, te tengo que dejar, Misha, le digo, te llevo al paradero. 'Ay', se queja, quédate un rato más. No, le respondo, acostúmbrate: no dejaré ninguna clase, ni si quiera por ti. Mentí, y al parecer, ella advirtió mi mentira. ¿Me sabe leer? 'Los hombres son fáciles', dijo, 'ya verás cómo jalas el ciclo por mi culpa', se despidió. ¿Siempre tiene que decir lo que normalmente se suele callar? 
Miiiiishhhhhaaaaa, locamente sensual, obsesión, tu piel morena es la mejor parte de tu cuerpo, Mi - sha. Gata, ya me dieron ganas de hacerte decir un 'miau', dos 'miau', hasta tres 'miau', todos los 'miau' que se pueda en una noche, en una mañana. 
Misha.

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