Lunes, 12/01/2015. Lima, San Martín de Porres.

intentando ser yo, otra vez.

Hoy, como a las 2 de la tarde, caminaba por las calles de Abancay rumbo a mis clases. De pronto veo mis zapatos sin lustrar y pensé que mi presentación siempre debe ser la mejor en estos casos y que los zapatos sin lustrar diría mucho de mi. Entonces divisé a lo lejos un señor sentado sobre su caja de lustrar zapatos y que por un sol me ofreció dejar más que brillantes y relucientes mi sucios y polvorientos zapatos. Era la primera vez que me sentaba sobre una silla y ponía el zapato sobre ese soporte y alguien, diferente de mi, lustraba mis zapatos, pues mi madre me había dicho una vez que aquél hombre que no se satisface para lustrar sus propios zapatos, no merece ser llamado hombre. Contrariando esto, me hacía llamar hombre aún porque me costó un sol. He dicho. 

Volviendo al tema, era tan nuevo en la situación esta que cuando el señor golpeó levemente la suela de mis zapatos, yo dije: ¡Quién! Luego lo miré sonriendo estúpidamente por mi ocurrencia y le pregunté que qué pasó, pues el señor que no me escuchó, menos mal, volvió a golpear la suela de mi zapato, y me dijo que cambiara de pié. Lo cambié. Lo lustró y golpeó otra vez. Ya no pregunté ¡Quién! porque ya sabía qué hacer, pero en mi mente repetía ese ¡Quién! por puro instinto e inocencia de sentirme alegre y nuevo y reluciente con unos zapatos que terminarían tan brillosos y bellos como los dejó aquél hombre que ni las gracias me dio por haber escogido su atención.

En fin, caminé con mis zapatos negros, mi pantalón marrón con líneas cremas y la camisa roja y elegante de mi padre, mi mochila y las manos en los bolsillos: feliz. Llegué a mi destino, tarde y sin querer. Pensé que empezaba a las 4 cuando empezaba, en realidad, a las 3. Pero me senté al último, participé voluntariamente y nervioso di mi clase. Creo que lo hice bien y, más, porque una colega aspirante a profesora de Razonamiento Verbal me dijo, muy alegre y sonriente (lo cual me gustó), que le encantó mi clase, que le dieron ganas de aprender conmigo, que siga así (lo cual me gustó más).  Entonces hoy me fue bien. Lustré mis zapatos por primera vez en la calle, me sentí feliz y contento e inspirado por una fans de nombre Deysi, que la volveré a ver muy pronto: este viernes.  Prepararé mi clase desde hoy, a ver si le gusta otra vez. Es bonita. 

Fin del lunes.


PD: Me está dejando solo, pero aún pienso en ella. Sigo esperando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ISABEL

CREO QUE YA TE FUISTE, Y NO ME AVISARÁS

CONVERSACIONES