NOCHE DE MELANCOLÍA
¿Sabes el gusto que me daría el poder conversar contigo, morena, aunque sea solo unos minutos? Mientras estuvimos juntos solo tuvimos pocos momentos en las que conversamos de verdad. Recuerdo que la primera vez que lo hicimos fue cuando estuvimos juntos aquella noche, esa noche en la que juro que nos enamoramos el uno del otro. ¿Sí sabes a qué noche me refiero, no es cierto? Y luego conversamos cuando fui a verte a tu universidad y terminamos siendo enamorados. Nuestras dos primeras conversaciones bastaron para eso, enamorarse tú de mí y yo de ti. ¿Y es que acaso en esas conversaciones no nos encargamos de escarbar nuestros corazones el uno al otro? Porque eso era lo que sucedía, nos adentrábamos en el alma de cada uno y nos dejábamos ver tal y como éramos, sin tapujos ni prejuicios, sin ganas de juzgar sino de saber, conocer, entender. No sé tú, morena, por todo lo que me has dicho hasta la fecha, por todo lo que no te retractaste a su debido tiempo, yo sí me había enamorado desde el inicio, y ahora que lo recuerdo al momento en que escribo estas líneas, me dijiste que... prefiero no recordarlo. Es más, ya lo eliminé de mi memoria. ¡Mira qué feliz estoy ahora! ¿Viste? Ya no me hago bolas por nada, ¿no merezco unas felicitaciones? Por favor, ¿ni si quiera un golpesito en la frente? Ya sé que hice mal, y puede que tú también hayas hecho las cosas mal, pero no, mira, no te preocupes, yo soy tu amigo, tu hermano, tu novio y tu fiel compañero, ¿lo sabes no? Yo puedo cargar todo por ti para que te sientas más ligera, para que estés feliz y bien, y del resto también me encargaré yo, ¿qué dices? De verdad necesito que me abraces, aunque ya no me quieras... miénteme si es posible... No estoy triste, no, no lo estoy. Sino que, ¿no te ha pasado que, no sé... por más que quieras estar bien, la soledad te juega sucio? Hoy extrañamente me siento solo. Hoy, después de mucho tiempo, me siento algo raro, y te extraño. Tus manos, tus besos, tus abrazos, tu voz, tus ojos, tú, amor, ¡tú! Siendo sincero, creo que iré a espiarte, a mirarte de lejos, otra vez seré un loco acosador. Oye, entiéndeme, tenme paciencia, está bien si no quieres estar conmigo, pero al menos una caricia de comprensión, ¿no? Un, no te desanimes, viejito, ya todo va a estar bien. Viejita, extraño llamarte así.
Oye, ya, dejémonos de tanta melancolía y lástima, no hay mucho que se pueda hacer. Yo te dije desde el inicio que estaría junto a ti pasara lo que pasara, me hiciste prometerlo y te di mi palabra, morena, y aunque parezca anticuado y poco usado, cursi y lo que quieras, soy un hombre. Sé que soy un idiota, pero hasta un idiota tiene sus principios a los cuales debe aferrarse. Por lo tanto, no importa cuán equivocado esté con esto que siento, yo lo decidí así desde el inicio porque creí que era lo correcto, porque mi corazón, mi ser, todo, indicaba que tú serías mi gran mejor decisión, y hasta este punto de esta vida, ya no hay forma para dar un paso atrás, no me atrevo, no quiero.
Sueño, no me voy a cansar de hacerlo, porque aunque sean sueños imposibles al menos me doy el gusto de pensarlas y creerlas ciertas, de luchar y convencerme de que si lucho por aquellos sueños al final lo voy a conseguir, y, ¿sabes? No me importa si me dicen que me llevaré una gran decepción al final solo por no haberlo logrado. No. Una gran decepción sería haberlo soñado y después haber dejado de hacerlo solo por cobarde, por 'realista'. Aún me ilusiono, morena, con la esperanza de ver otra vez la luz de tu sonrisa. Aún puedo decir de corazón que te quiero y escribirte uno que otro poema cursi. Porque, bueno, este es el estilo de vida que escogí, y... discúlpame si vuelvo a escribir hoy sobre ti.
Buenas noches, morena, mi voz buscará el viento para tocar tu oído.
Posdata, los sueños de las personas jamás terminarán.

ten cuidado de no dejarte demasiado en esa lucha, el corazon roto se puede curar, el corazon destrozado, no,
ResponderEliminar