SIN QUERER TE VUELVO A QUERER

Es extraño cómo se han ido desarrollando las cosas en todo este tiempo. Te digo que es extraño porque a pesar que tú y yo nos quisimos demasiado, hasta perdernos en nosotros mismos, como tú lo decías, ahora estamos con caminos separados. La gran pregunta es, ¿cómo es que llegaron a separarse nuestras líneas de vida de esa forma? ¿Habrá algún punto de intersección que nos vuelva a unir y no separarnos otra vez? ¿Al menos, pensarás como yo pienso en ti todos los días a toda hora, en todo momento y por cualquier motivo? Sinceramente, el único loco acá soy yo, porque tú ya te curaste, ¿no es cierto?
Aún recuerdo aquel 26 de agosto de 1997 cuando supe que existías en este mundo, entonces me dije, ella tiene que ser mía. Y no lo dije con la idea de solamente hacerte mía y ya, de ser el 'don Juan' que conquista a la mujer que quiere; sino que fue ese raro sentimiento que un hombre siente al ver una mujer que le descalabra por completo, que le hace temblar y rechinar los huesos más jóvenes que lleva encima, que quiebra y raya hasta el corazón más fuerte y duro. Antes de conocerte, déjame confesarte que llevaba una vida promiscua y desordenada, tal vez por eso, porque no tenía bien fijas mis ideas, fue que tú y yo estamos ahora así. Te juro que siempre te fui fiel, y hasta ahora te sigo siendo fiel con el corazón, al menos, porque después de ti traté de ser el hombre que era antes, evitar que tu pérdida me causara algún daño, y continuar con mi vida fingiendo que nunca apareciste en él, pero, fue un total fracaso. Como dice aquel poema, he amado a muchas mujeres y a muchos hombres en mi vida, pero nunca he amado a nadie como a ti. Nunca más volví a decir te amo. No lo tomes como algo extremista, pero te juro que nunca más lo hice. Las mujeres con las que estuve después de ti siempre me pedían aquello, que los te quiero se convirtieran en te amo, y no es que me fuera difícil decirlo, porque al final con tal de que dejen de molestarme les pude hasta hacer una pancarta con todos los te amo que quiera, pasa que de verdad no lo sentía y no quería mentirles, e imaginaba que era como traicionarte. Fuiste tú la única a la que dije te amo con el corazón, y hasta ahora, después de mucho tiempo, sigo creyendo que solo a ti te diría esos te amo que salen desde el fondo de mi ser. Tú, morena, ¿cuántos te amo ya dijiste? Sé que me amaste, lo sé porque de alguna forma me recuerdas con alguna pequeñez, ya que tú y yo hicimos tantas cosas juntos y los recuerdos siempre juegan malas pasadas hasta en los momentos más críticos. Yo sé que sonríes al recordarme, te hago sentir bien desde las cenizas del fuego del olvido, y hasta sospecho que hay momentos en que me piensas a propósito solo para hacerte sentir mejor. Apuesto también a que me buscas siempre en los ojos de nuestra hija, ¿verdad que sí? No sé por qué siento que al momento de leer estas líneas sonreirás para ti misma, sabes que es cierto... Mentes unidas, morena, ¿recuerdas? Tú y yo, mentes unidas, como aquella vez cuando nos encontramos en nuestro correo y te regalé aquel paquete de galletas que gané en una rifa que jugué pensando en ti. 
En alguna tarde en que conversábamos, morena, me dijiste que tú ya me habías visto desde antes de conocernos... ¿Puedo preguntarte algo? Sucede que yo siempre he sido detallista, observador, y cuando tú y yo hacíamos el amor, era totalmente distinto a lo que sentí antes de conocerte, aunque básicamente no sé qué fue lo diferente, si me pongo a pensar, creo que fue el amor. Por primera vez lo hacía con una mujer que me amaba y yo amaba. Pero, regresando a lo de la pregunta, ¿alguna vez te has visto el rostro cuando desnuda estabas sentada, con las piernas abiertas, sobre mi boca? Cerrabas los ojos, respirabas hondo, mordías tus labios inferiores y a veces sacabas la lengua para re lamerte los labios, y gemías, y tus manos me agarraban del cabello, y tu hacías círculos con tus caderas para sentir mi lengua más dentro de ti, a veces me agarrabas una de mis manos que envolvían tus piernas, y hacías como si cabalgaras sobre mí boca, la pelvis hacia adelante y hacia atrás; y tirabas la cabeza para atrás dejando caer tu cabello, te escuchaba decir los, sí, así, me encanta, qué rico. Te hice adicta al sexo, morena. Tengo unas ganas enormes de hacerte el amor ahora mismo que no te puedes ni imaginar, ¿sabes? Pero eso no se lo diré a nadie. Sobre todo a ti. Deberían torturarme para obligarme a decirlo. Eso, que quiero hacer el amor contigo. No una vez solo, sino cientos de veces. Pero a ti no te lo diré nunca. Solo si me volviera loco te diría que haría el amor contigo, ahí, delante de tu casa, toda la vida. Sé que reconocerás esas líneas. Yo te estoy viendo, siempre me doy un tiempo para tratar de coincidir mis horarios, he vuelto a acosarte, aún no te encuentro, pero sé que tendré suerte. Por lo pronto, ahora te imagino frente a mí, en esta noche de quietud y estrellas en la que pensé en ti un instante y sin querer te vuelvo a querer, y te quedaste de centinela, sintiéndome mientras escribo para ti mientras duermes, y yo viéndote el trasero desde estoy sentado. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

ISABEL

CREO QUE YA TE FUISTE, Y NO ME AVISARÁS

CONVERSACIONES