FELIZ ANIVERSARIO, FIEE.
Ingresé a la universidad hace 2 años y medio. El primer examen del año 2013 de la Universidad del Callao. Ingresé a la primera y en un puesto que me ubicaba en los 10 mejores, yo como décimo. Ese ingreso solo fue para probarme a mí mismo que podía con un examen de admisión, que estaba listo para lo que se venía: el examen de admisión a la UNI. Era mi segunda oportunidad, era para lo que me había preparado a conciencia todo un año y también era la última pues ya no contábamos con más dinero. Día uno, primer examen, cultura general, razonamiento matemático y verbal, cultura general y actualidad: no fue el mejor examen, pero tampoco el peor. Día dos, segundo examen, matemática: mejoré en esta, me subió al puesto seiscientos y me daba la esperanza de dar un buen último examen e ingresar. Día tres, tercer y último examen, física y química; física, mi mejor materia: 19 de nota; química, no la mejor: 12.
Esperanzado en un ingreso, volví a casa tranquilo, conciente de todo lo que había puesto en juego. La confianza de mi madre depositada en mí con que esta vez sí ingreso, el tiempo invertido, los amigos dejados de lado para dedicarle tiempo al estudio, los desvelos y las superaciones personales, ETE que me acompañaba en la lucha, así solía llamar a Stephanie, una amiga de las cual les contaré después; y el orgullo que me motivó a darle duro esta vez, demostrarle que podía y más que ella aún, a esa chica hermosa de piel blanca, de piernas largas, cabello castaño, cara de niña y sonrisa de ángel, llamada Tania, que siempre me basureaba por ser un 'corriente'.
Salimos en la noche a esperar los resultados. Mis amigos y yo estábamos en el internet jugando a los juegos en red y revisando periodicamente la página donde saldría la nota final, el resultado de si ingresamos o no. Muchos sabían que no ingresarían, eran concientes de su destino, pero estaban ahí, alentándonos, dándonos fuerza. En medio de la bulla, suena mi celular. Era Stephanie. Silencio todos, las miradas y las risas y los 'cállense, cállense, a Rhasta le ha llamado la blancona'. Contesto. Hola, amigo, ¿dónde estás? Ya sé que no voy a ingresar, pero quiero estar ahí contigo para echarte ánimos. 'Bieeeeeeeen, Rhasta, tú sí', dijeron todos. Tuve que salir para conversar mejor. Estuvimos buen rato conversando. En una de esas le dije, mañana es tu cumpleaños, mejor mañana celebramos juntos. Quedamos en vernos al siguiente día. Volví y mis amigos me felicitaban. La razón de aquello es otra historia. Salimos del internet pues ya iban a cerrar el local y las notas no salían aún. ¿Qué hacemos? Uno de nosotros dijo que fuéramos a la discoteca. ¡Vamos a celebrar mi siguiente semestre en la pre! Decían. Animados fuimos a la discoteca. Bailaban mis amigos, bebían y disfrutaban la noche. Yo, en cambio, no podía estar tranquilo, miraba a todos lados, no bailaba ni tomaba y solo pensaba en 'no seas negativo, haz estudiado duro, te lo mereces, vas a ingresar'. Cinco de la mañana, le converso a una chica muy bonita. Señorita, le digo, me haría el favor... 'Estoy cansada', me dice de golpe. Pero, señorita, le iba a pedir que me prestara su celular para entrar al internet y ver mi nota. No sé por qué pero al final aceptó y pude verlo todo. Promedio general final: 12.92. No ingresé. Último ingresante, 13.01. Frustración total, decepción, impotencia, tristeza, depresión, desolación, enojo, ira, odio... Me paré y despacio me iba de la discoteca, perdido en mis pensamientos, aguantando el ardor del corazón. Mis amigos me vieron, buscaban la forma de hacerme quedar, pero yo solo quería irme, estaba cansado, solo quería dormir. Afuera, una vez que salí de la discoteca, uno de mis amigos me da el alcance. Vinimos juntos y nos vamos juntos, no estés triste, huevón, ya habrá otra oportunidad, me dijo, llamen a esos huevones, nos vamos con Rhasta hasta su casa. Yo me detuve, no decía nada, miraba al vacío, estaba aguantando la tristeza. Vamos, man, en serio habrá otra oportunidad. No te desanimes, Rhasta, tú haz estudiado, tú te lo merecías, yo te veía huevón y me daba envidia, eres mi pata huevón y juntos vamos a estar apoyándote. Entonces dije algo por fin, '¿y ahora qué le digo a mi mamá?', y empecé a llorar, justo como ahora que lo estoy haciendo al recordarlo todo. Nadie dijo nada, todos se quedaron callados, '¿y ahora qué mierda le digo?', repetí. Y lloré más. Uno de ellos me abrazó. Lo siento mucho, Rhasta. Y por algún motivo que desconozco me abandoné a ese abrazo, lloré de rabia, preguntándome a cada rato en la mente, ¡QUÉ MIERDA LE VAS A DECIR A TU VIEJITA, HUEVÓN! Ella confiaba en ti, y una vez más la decepcionaste. ¿Con qué cara le vas a decir que no ingresaste otra vez? Ya no tienen dinero. Ha sido todo en vano. Eres una mierda, José.
Me solté del amigo, y caminé rumbo a mi casa, solo, con los amigos cuidándome desde atrás, diciendo, déjenlo solo un rato. Todo el camino me iba haciendo la misma pregunta, y me daba cuenta que las excusas no servían, y golpeaba las paredes de cólera. Un amigo, después de buen rato, se acercó a mí, me preguntó si estaba mejor. Llegamos hasta mi casa. No te preocupes, Rhasta, descansa, dijeron todos. Cada uno se dirigió a su casa. Yo llegué, me eché boca abajo, puse la cara encima de la almohada, y lloré ahogando el grito por largo rato, hasta que me dormí.
Voy en el cuarto ciclo en la Universidad Nacional del Callao. Me quedé a estudiar ahí. No me gustaba al inicio, era para mí como el hijo no deseado, el hijo que al nacer la madre muere y lo creo el asesino. Deseaba a miles que otra haya sido la historia, pero con el pasar del tiempo, con el primer amigo que hice, o primera amiga mejor dicho, Helen, ya todo empezaba a verse bajo otra perspectiva. Aumentaban los amigos, disminuía el desprecio a la universidad, avanzaba el tiempo y el ciclo, habían otras nuevas amistades, se creaban anécdotas y se aprendían nuevas cosas. Con el tiempo aprendí a querer a MI universidad, aquella que me acogió y me permitió la experiencia de conocer a los amigos nuevos que tengo hoy, a soportar las amanecidas estudiando, las juergas con los amigos una vez al año en los aniversarios de la facultad, porque éramos FIEE, Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, y se creaba el emblema del compañerismo en aquellas fiestas, donde todos sin conocernos nos apoyábamos solo porque LA FIEE ES LA FIEE, carajo, y LA FIEE se respeta. Las tocadas de rock, el pogeo descontrolado, la salsa en su esplendor en una apasionada Callao, una salsera Callao, las tragos combinados, porque por las puras no llevamos Laboratorio de Química en el primer ciclo; los buenos profesores, los que te aprueban con 'un cariñito', los que te cobran para pasar, los que te dan susti, re susti y re re susti, los que les chupa un huevo venir a clase, los profesores que no te dejan dar un examen parcial si no le presentas carné universitario, DNI, constancia de ingreso, record de notas, carta notarial, el sello del presidente; los que te dejan planchar porque saben que ni con eso aprobarás. Tantas cosas... Amo mi universidad.
Feliz aniversario, FIEE.
¡Qué Halloween ni qué Día de la canción criolla! Hoy es día de la FIEE y eso se respeta.
¡VIVA LA FIEE, CARAJO!
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