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Mostrando entradas de agosto, 2016

DIECISÉIS DÍAS

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Encontré este libro en el carro y me puse a escribir en él durante dieciséis días. Antes de arrancar las hojas y utilizar el cuaderno para los cursos de la universidad, creí que, como había dejado de escribir en el blog, debía subir las fotos de aquellas líneas que escribí, yendo en contra de todo lo que dije en ese entonces, que no dejaría que ella lo leyera, aunque ya no sé qué debería de hacer con respecto a ella. Dejo esto acá para no volver a escribir en un buen tiempo, ojalá no me atrape la nostalgia. Compraré un cuaderno similar a ese, me ha gustado escribir a mano, y me ha devuelto el sueño de querer tener una máquina de escribir. Nada como lo antiguo, un amor a la antigua. Tengo otras cosas que me gustaría mostrarte, por cierto, sí, tú que lees esto, te las mostraré otro día, por acá, ¿me seguirás leyendo? No me pierdas de vista. Te quiero, mucho, mucho... Me gustaría poder tener mejor letra, jejeje, iré practicando mi cuaderno de caligrafía. I DÍA: ...

DECAÍDO

Señorita, quería pedirle disculpas por haber dejado de escribir para usted este tiempo, pasa que han sucedido unas cosas que se han salido de mis manos sin querer y pues me han afectado, mi estado de ánimo no es el mismo, estoy en cierto modo preocupado, consternado y triste, como muy pocas veces me he sentido desde hace mucho tiempo. Señorita, yo sé que usted no me conoce aún, y pues yo tampoco la conozco, pero déjeme decirle que confío en usted plenamente, y me gustaría contarle lo que ha sucedido, hablarle al respecto, y no escribirle acerca de lo que pasó, porque en definitiva sé que será mejor tenerla conmigo y soltarle uno a uno esas palabras que llevo dentro, agarrando fuerte mi garganta. Ahora estoy muy solo, señorita, y de verdad me gustaría conversarlo, un amigo mío ha muerto, y no sabes lo doloroso que fue enterarme de su partida. ¿Alguna vez te ha sucedido que llegas después de mucho tiempo con el ánimo a mil por hora a visitar a un amigo y de pronto te dicen que ha muerto...

DÉJESE ACOSAR, SEÑORITA

He decidido algo muy serio, señorita, voy a ir a verla. No estoy muy seguro de dónde, o si a donde quiero ir sea el lugar correcto, pero recuerdo en alguna de nuestras conversaciones que una vez mencionó un hospital. Señorita, estaré cerca del lugar, si en caso me lee, ¿me buscará por los alrededores? ¿Me sabrá reconocer? Sé la hora a la que usted sale, primero la miraré desde lejos, la observaré detenidamente, qué es lo que hace, con quiénes se acompaña, qué ruta toma, y cosas así: la acosaré. ¡Déjese acosar, señorita! Quiero que sepa que no soy un novato en estos temas del acoso, y más lejos de ser algo del cual me jacto, busco que esta idea le ruborice la piel, porque yo sé lo mucho que le encanta lo perverso. Pero a todo esto, señorita, le aseguro que la quiero de buena manera, que deseo tenerla conmigo no solo con el deseo de poseerla, sino para compartir nuestros mejores y peores momentos. Estoy escribiéndole estas cosas como si fueran los votos nupciales, ¿no? Lo cierto es, señ...

JUNTOS EN UNA MISMA LUZ

Sé, señorita, que usted suele mezclar sus mejores pensamientos con el pesimismo. Ese sentimiento de no sentirse capaz de algo puede hacerle retroceder en muchas de sus más intensas pasiones. Señorita, sepa usted que la he leído uno a uno de sus mejores líneas, me he perdido en su forma de pensar, su filosofía del amor y de la vida, y una vez comprendida la información, adopté hasta su manera de escribir. ¿Acaso no la reconoce? Esta puede ser una más de las pistas que le voy dejando para que se entere de una vez por todas que es usted. Sí, usted. Señorita, yo sé que usted ya sospecha de mis intenciones ya antes expuestas, y de estas nuevas que de pronto aparecieron de la nada, no obstante, le confieso que he ido de rincón en rincón, por días y capítulos, como si fuera un libro, leyendo lo que usted escribe, quise descubrirla y encontrar algún punto débil, como un león acecha a su presa, ¿que si lo encontré? ¡Usted es una mina de puntos débiles! Y por eso mismo la conquistaré de la mejo...

NUESTRA CANCIÓN, LOLITA

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Señorita, buena noche, ¿cómo está? ¿Es de noche por ahí? Espero que cuando lea esto sea de noche. De pronto he pensado en usted, y en una vieja canción que volví a escuchar de casualidad. No pude evitar conectar ese pensamiento con otro del pasado, y ahora mismo digamos que me siento vulnerable. Le quiero contar, señorita, que ya deseo conocerla, que no aguanto ya las ganas de tenerla conmigo, que salgamos a vivir aventuras tan grandes que ni se las imagina, nos sentemos a leer un libro en un parque, que me permita comprarle un globo del color que usted prefiera, y que comamos algodón de azúcar por la calle, tomados de la mano, o quizá como siempre lo soñé, yo con las manos en los bolsillos de mi chaqueta, y tú sujeta a mi brazo, con la frente en alto, orgullosos, únicos, reyes de nuestro reino, esclavos de nuestra felicidad. Señorita, yo la imaginé con el cabello lacio y los ojos negros, muy negros, las manos delgadas pero firmes, con una mirada de esas que se pierden en el vacío, pe...

CUANDO LA VEA POR PRIMERA VEZ

Me gustaría contarle, señorita, que me gusta mucho, de muchas formas, y de todas las formas. Podría llegar a quererla, y a mal quererla, pero tan solo para hacerle saber que hasta queriéndole mal la quiero bien. En secreto a veces la miro, y aunque no sea muy claro para mí debido a esta miopía, me pierdo en el resplandor blanco que hay en sus pupilas. La he visto casi sonriendo, y la he imaginado triste en distintos momentos, pero tan solo para poder consolarla en mis pensamientos. Si supiera, señorita, que desde que la conozco la admiro porque comparte conmigo la fascinación de la escritura, y sé también que por momentos usted me lee, y eso en cierto modo hace que más la quiera. ¿Le gusta lo que escribo, señorita? ¿Le he robado algún pensamiento? Discúlpeme, por favor, soy tan solo un simple hombre que a veces piensa de más, escribe de más, y la anhela de más. Soy un atrevido al referirme a usted al momento de escribir estas líneas, y sé que se sentirá aludida al reconocer mi for...

MI PRIMER TREKKING

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El día sábado por la mañana empezó el descenso del grupo de amigos que se reunieron para ir de visita a Cerro Colorado. Se había organizado una noche de observación de estrellas y perseidas y campamento en la cima de todo el lugar, vivir una experiencia sin igual, la apreciación de aquellos manjares visuales de la naturaleza. Todo fue de maravilla, habíamos logrado un ascenso exitoso, instalado un campamento estable, se observó con mucho entusiasmo las estrellas fugaces y se pidieron todos los deseos que se quisieron por la cantidad que hubo, comieron e se hidrataron, para después dormir.  Al siguiente día un grupo más curioso quiso ir más arriba, y junto con el guía empezaron a ascender hacia la cima. Lo logramos, y déjenme decirles que el paisaje fue fenomenal: vi por primera vez cómo el sol nacía por encima de las nubes, vi el colchón de nubes, vi valles y quebradas y soporté el viento fuerte sobre mi cuerpo, grité y desahogué tantas cosas que uno no puede l...

DOS LOCOS

Somos dos locos en busca de un manicomio a puertas abiertas. Un lugar donde podamos entrar y salir sin que nos digan algo. Tenemos diferentes formas de ver las cosas, pero con un mismo fin: estar juntos. Y así estamos, juntos, tú y yo, de espaldas el uno al otro, tomados de la mano, y miramos nuestras vidas en direcciones opuestas. Queremos ir hacia donde estamos viendo, e intentamos llegar a dicho lugar, pero nuestros brazos no se pueden estirar. No, no se pueden estirar. ¿Qué debemos hacer? Queremos ir en diferentes sentidos pero la única forma de hacerlo es separándonos, dejándonos ir. ¿Qué tal si hacemos la prueba? Quizá en algún momento del camino, sin darnos cuenta, se vaya haciendo curva y forme un inmenso círculo, y así, cuando lleguemos al otro extremo de aquel círculo, al encontrarnos, nos podremos ver cara a cara, tú frente a mí, yo frente a ti, y podamos tomarnos de la mano, podamos mirarnos a los ojos, podamos ver la belleza que no podíamos ver mientras estábamos de espal...

COSAS QUE SOLO YO ME ENTIENDO

En una de las conferencias que asistí hace poco, comentaron acerca de un sistema de péndulo invertido. Tan solo escuchar su explicación me puso los bellos de la piel de puntitas y todos mis sentidos se dirigieron a tratar de entender el funcionamiento del sistema y a las tantas conjeturas que me formulaba para su fabricación. La idea ya estaba dada, lo único que me faltaba era ingeniármelas para poder armarlo. Un péndulo invertido es un péndulo común y corriente, pero... invertido. Es redundante, lo sé, pero la dificultad del sistema está en mantener el péndulo en noventa grados con tan solo equilibrio. En términos que se pueda entender, una idea gráfica y casi cotidiana, un ejemplo sería cuando tratas de mantener parado un palo de escoba sobre tu mano evitando que se caiga. En el intento por lograrlo, si el palo va hacia adelante, tu mano también irá hacia adelante, y, en cambio, si el palo va hacia atrás, tu mano también irá hacia atrás; todo con el propósito de seguir manteniendo...