CUANDO LA VEA POR PRIMERA VEZ

Me gustaría contarle, señorita, que me gusta mucho, de muchas formas, y de todas las formas. Podría llegar a quererla, y a mal quererla, pero tan solo para hacerle saber que hasta queriéndole mal la quiero bien. En secreto a veces la miro, y aunque no sea muy claro para mí debido a esta miopía, me pierdo en el resplandor blanco que hay en sus pupilas. La he visto casi sonriendo, y la he imaginado triste en distintos momentos, pero tan solo para poder consolarla en mis pensamientos. Si supiera, señorita, que desde que la conozco la admiro porque comparte conmigo la fascinación de la escritura, y sé también que por momentos usted me lee, y eso en cierto modo hace que más la quiera. ¿Le gusta lo que escribo, señorita? ¿Le he robado algún pensamiento? Discúlpeme, por favor, soy tan solo un simple hombre que a veces piensa de más, escribe de más, y la anhela de más. Soy un atrevido al referirme a usted al momento de escribir estas líneas, y sé que se sentirá aludida al reconocer mi forma de hablarle, o más bien de escribirle, pero bien sabe usted que este es nuestro mejor idioma, donde podemos expresarnos con mayor claridad, y por eso mismo espero que sepa cuán puro es mi deseo por tomarle de la mano. Señorita, sepa usted que no tengo ninguna mala intención, le soy sincero al pedirle que me conceda al menos un momento de su tiempo para prestarme atención, para que sepa que usted existe en mis pensamientos, y que para cuando yo la conozca de verdad, me tome el debido tiempo para revisarle en el rostro hasta el lunar más pequeño que exista, no por chismoso ni para fingir interés, sino para tener un exacto recuerdo de su belleza en mi memoria. No soy un Don Juan como otros que usted conoce y le han robado los suspiros, no soy, tal vez, el hombre más guapo del mundo para usted, ni tampoco tengo dinero ni ningún otro tipo de riqueza material, pero me quiero, y le aseguro que aquello me permitirá quererla a usted mucho más y mejor. Conmigo no perderá su tiempo ni sus esperanzas, le prometo darle hasta la más blanca luz de esperanza en sus sueños, trataré de remover y poner en otro lugar los malos momentos de su corazón y pondré los mejores de su vida, no pretendo eliminar su pasado ni adueñarme de su futuro, solo quiero que viva su presente conmigo, segundo a segundo, minuto a minuto, y que sienta que no hay nada mejor que vivir y ser feliz. Me gusta el amor, la vida, la amistad, los sueños, la adrenalina, el suspenso. Me gusta leer, escribir y dormir. Me gusta comer, correr, vivir. Me gusta el sexo, la pasión, lo salvaje y lo rudo. Ya hemos conversado usted y yo, aunque no me ha sido suficiente porque sospecho que hay muchas cosas más de las qué hablar, de aquello de lo que ya hablamos se puede ahondar más y más, porque algo me dice que usted puede pensar hasta lo impensado, y eso es porque no es como el resto del mundo y hace que la desee. Usted busca alguien quien la entienda, quien le siga la corriente, quien comparta sus emociones y aficiones, ¿por qué piensa que yo no puedo ser ese alguien? ¡Conózcame! Me dejaré entre ver, le guiaré por los senderos que necesita ir para que no tenga dificultades, será como buscar la clave del Nostradamus, como intentar crear la piedra filosofal, abrirá muchas puertas, se introducirá dentro de mí, de mi alma, pero todo eso será con una condición, que usted también se deje ver, que se descubra ante mí, sin tabúes. Es un trato justo, ¿no cree? Me leerás, señorita, y espero que se de cuenta que es usted. No tenga duda alguna, de verdad es usted. Una cosa más, quiero verla. Su cabello negro y lacio, quiero olerlo. Sus labios delgados, besarlos. Su rostro, acariciarlo. Su cuerpo, abrazarlo. Señorita, yo sé que todo esto le pueda dar miedo, que es hasta un extremo obsesivo, es que con el tiempo he llegado a querer quererla, como una necesidad primaria de la vida como el aire o el amor. Cuando la vea por primera vez, como usted me lo ha prometido siempre que hemos conversado; cuando la vea por primera vez, como usted siempre me lo ha postergado; cuando la vea por primera vez, como usted siempre me ha hecho desearlo; cuando la vea por primera vez... caminaremos juntos y la molestaré todo el camino.


Para Lolita.

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