DECAÍDO
Señorita, quería pedirle disculpas por haber dejado de escribir para usted este tiempo, pasa que han sucedido unas cosas que se han salido de mis manos sin querer y pues me han afectado, mi estado de ánimo no es el mismo, estoy en cierto modo preocupado, consternado y triste, como muy pocas veces me he sentido desde hace mucho tiempo. Señorita, yo sé que usted no me conoce aún, y pues yo tampoco la conozco, pero déjeme decirle que confío en usted plenamente, y me gustaría contarle lo que ha sucedido, hablarle al respecto, y no escribirle acerca de lo que pasó, porque en definitiva sé que será mejor tenerla conmigo y soltarle uno a uno esas palabras que llevo dentro, agarrando fuerte mi garganta. Ahora estoy muy solo, señorita, y de verdad me gustaría conversarlo, un amigo mío ha muerto, y no sabes lo doloroso que fue enterarme de su partida. ¿Alguna vez te ha sucedido que llegas después de mucho tiempo con el ánimo a mil por hora a visitar a un amigo y de pronto te dicen que ha muerto hace poco? Y lo único que respondes en ese instante es un '¡¿Cómo?!'. Me puse muy triste ese momento, sentí impotencia por no poder haber hecho nada, ni despedirme, ni verlo por última vez como para tener un recuerdo más fresco de su sonrisa, de sus sabias palabras, del frío de sus manos delgadas al saludarme, las cosas que me contaban de alguna persona en común que conocíamos y quisimos juntos, aunque yo un poco más que él, y de los buenos deseos y las promesas de 'no te preocupes, José, nosotros la estamos cuidando, ella está muy bien.' ¿Ahora quién me contará sobre ella? ¿Ahora a quién le pediré que la cuide por mí? ¿Ahora quién me preguntará por cómo estoy? ¿Ahora quién me dirá si pienso volver a por ella? ¿Ahora a quién le conversaré sobre aquellos asuntos de la vida y el amor que juntos habíamos compartido? ¿Ahora quién me contará sus experiencias sobre el ser que ama con todas sus fuerzas y de quién sentiré admiración sobre esas historias que jamás en mi vida escuché contar? Y mucho más importante aún, ¿ahora quién cuidará a esa señora de ojos saltones y negros y de fácil lágrima? Señorita, perdóneme por favor, ahora mismo no estoy emocionalmente estable, la noticia me ha sido muy chocante. No es lo mismo perder a un amigo y saber que ha muerto, que perder un amor y saber si volverá; ambos duelen mucho, pero al menos en lo último tienes una débil esperanza. Señorita, aquel amigo lo quise mucho, a más no poder, ojalá usted estuviera conmigo, de seguro le hubiese llevado donde ellos para que los conociera, para que la conozcan, para que sepa que podríamos confiar en ellos, que no importaba cómo se veían o qué cosas hacían, ellos nos querrían incondicionalmente, porque a pesar de sus errores, sabían amar, y bien. Señorita, las cosas no me han estado saliendo bien ultimamente, y no quiero ahora luchar más, estoy agotado, ya no tengo muchas fuerzas, a veces creo que debería rendirme, tirar la toalla, pero sé que esto es momentáneo, yo recuperaré las fuerzas, tengo algunas reservas por ahí, pero, ¿sería mucho pedir que rascara mi cabeza con sus dedos mientras duermo en su regazo? Discúlpeme la debilidad, solo necesito dormir un poco.
Para Lolita.
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