A MÍ ME VOLVIÓ LOCO TU FORMA DE SER

Ayer, lunes, 01 de junio, fue un día extraño. Cosas, muchas cosas pasaron. Tanto buenas como malas pero más buenas que malas.

Me desperté a las 7 y 30 de la mañana. Esperaba mirando por la ventana venir a alguien que nunca llegó ni habría de llegar porque no estaba programado su venida. Aunque había planeado quedarme en casa todo el día, decidí salir y fui a Pitágoras - Comas, habían unas clases que tenía que observar. Fui, llegué a tiempo, conversé con un viejo amigo, una amiga me sonrió a lo lejos y luego entré al salón. El profesor no era precisamente mi amigo cuando lo conocí, pero ayer, conversamos como si fuésemos amigos de tiempo. Al terminar su clase, salí al receso y estuve con el viejo amigo otra vez. La amiga me volvió a sonreír a lo lejos. Volví a clases y conversamos en los tiempos muertos el profesor y yo. Amigos que planean un viaje de fin de año, fuimos. Al salir de la academia, me topé con la amiga, me volvió a sonreír, conversamos, quedamos en que nos veríamos el próximo lunes y chau, cúidate, nos dijimos. Regresando a casa un pensamiento de algún viejo amor vino a mi mente. Sacudí la cabeza y me dije: NO, José, no. Llegando al paradero donde tenía que bajar, Panamericana con Habich, vi en el puente a bomberos y ambulancias y policías y a tipos vestidos con un traje especial de científicos como en las películas cuando empiezan a brotar epidemias y aíslan la zona para que fueran investigados los residuos contaminantes y todas esas cosas, todo un alucinado yo, pensando que por fin los muertos vivientes nos invadían. No fui así, para mi mala suerte. Hubiese sido lindo y excitante cortar cuerpos, sacar tripas, volar cabezas, estar bañado en sangre, cosas como esas. Me autodenominaría el "mata muertos". Estoy medio loco, lo sé. Decepcionado continué mi camino. Casi llegando a casa, encuentro a mi madre yéndose a trabajar. Mi madre es la mujer que más admiro en esta vida, me siento sumamente orgulloso de ser su hijo y sé que es la más bella dama en este mundo (sin desmerecer a las otras madres, claro). Conversamos, me dijo que en su nuevo trabajo se siente muy bien, muy cómoda, hasta emocionada la noté. Se ha convertido en una vendedora ambulante. Ay, Dios, no me imagino a mi mamasita trabajando en la calle de esa forma, me asusta, puede pasarle algo malo. Le digo, madre, tienes que tener cuidado, si te pasa algo malo, ¿quién me va a mantener? Baboso, me dice, y se ríe. Mi madre sabe que es broma, mi madre sabe que estoy estudiando y se siente con la obligación de ayudarme, y lo hace de buena gana. Tenemos problemas económicos, pero como ella dice: "Seamos pacientes, nada más. Todo va a resultar bien si trabajamos juntos." Y así es, todo resulta bien si eso hacemos. Somos buenos amigos mi madre y yo. Nos despedimos. Después de eso, en el camino, volvió el pensamiento que me asaltó en el carro y volví a sacudir la cabeza y apreté fuerte el puño y me dije: NO, José, no.

Salí de casa otra vez una vez dejé y recogí algunas cosas y fui a Pitágoras - San Juan de Miraflores. Volví a pasar por el puente de Habich y pensé que ojalá nos invadan los muertos vivientes. Llegué a la academia y vi un amigo más. Me contó sobre la muerte de un director de un colegio donde trabajaba. Antes ya me habían contado la noticia, pero pensé que era broma, pues ni bien salí yo de trabajar de ese colegio, a la semana murió el director. Y es que yo salí un poco discutiendo con ese señor por la forma en que trabajaba su colegio. Al final me sorprendió la noticia y pensé: Es el karma, yo lo sé. El karma existe. Digo eso pues tengo razones para pensar que actuó mal y tuvo que pagar mal también. En el salón el profesor que sí es mi amigo desde que lo conocí, otro profesor me refiero, me hizo salir a resolver un problema a los alumnos. Me puse nervioso, lo admito, pero resolví y expliqué el problema sin ninguna dificultad. Me dijo que fuese todos los lunes a su clase para ir practicando, pues tengo que mejorar algunas cosas. El precio de querer ser profesor de Álgebra, pienso. Regresando el tráfico fue horrible. Tenía que llegar a casa urgente pues me faltaba cerrar el día pagando una cuenta atrasada.  Estuve como 3 horas en el carro, un abuso total. Los bomberos, las ambulancias y los policías ya no estaban. No hubo muertos vivientes al final. Una pena. Fui en busca de la señora para pagarle y después fui a comprar algo de comida. Vi que habían tallarines. El pensamiento me volvió a picar en la cabeza. Tengo que dejar de pensar tanto. Sacudí la cabeza y apreté las dos manos haciendo puño y me repetí: NO, José, no. Llegué a casa a las 10 de la noche. La amiga de temprano me conversó por el Whatsapp, conversamos hasta tarde. Una sobrina también me conversó. Mientras comía, veía mi serie online y tomaba mi café (me he vuelto un cafeinómano), conversaba en el celular. Había dejado de usar esa aplicación desde hace mucho. La sobrina me contó algunas cosas y quedamos en que la visitaría algún día muy pronto. Voy a programarme para ir a visitarla. En cuanto a mi amiga sonreilona, quedamos en que le invitaría un helado el próximo lunes. Duerme bien, le dije al final. Esta niña es chistosa. Quise dormir entonces, quise apagar la computadora y ponerle fin a este día que pasaron muchas cosas, pero el pensamiento atacó otra vez y me agarró con las defensas bajas. Puse una canción y me puse a cantarla. 

"Me vuelve loco tu forma de ser, 

tu egoísmo y tu soledad,

son estrellas 

en la noche de la mediocridad."

No pude detenerme, las piltrafas del recuerdo subieron por mi piel y me otorgaron un calor reconfortante en este frío invierno. Volví a pensar con más fuerza el pensamiento incesante en mi cabeza y dejé que invada el ámbito que me rodea. Me acurruqué hacia el lado de la ventana y busqué la luna en el cielo sin lograr encontrarla. No importa, pensé, volará por el azul mi pensamiento y vivirá junto a ti, pensé, duerme bien, pensé, buenas noches, dije, como en todas las noches desde que ella fue mi único motivo para dormir bien.