DIANA
Siempre fui un objeto sexual para los hombres, Siempre me han utilizado para sus placeres desde muy joven.
Mi nombre es Diana y tengo 24 años. Tengo un niño de dos años al cual amo mucho. Si hago esto que te voy a contar es por él y nada más que por él aunque, está bien, sin mentirte totalmente, un poco por mí. Hoy, jueves, mirando por la ventana el mar en calma, descubro ante un extraño este solapado corazón, y con nervios te lo cuento con intenciones de desahogo. Dime tú si no merezco al menos un poco de tu atención, romántico bobalicón.
A mis ocho años mi abuelo abusó de mí. Yo estaba en casa, sola, y él llegó, me engañó con quien sabe qué cosa, y después me violó. No se lo he contado a nadie. Ni a mis padres ni a mi hermana en la que confío mucho. A nadie. Ahora te lo escribo porque no me conoces y ciertamente, escribo cuando quiero desahogarme. Antes de cumplir 15 años, 3 días antes para ser exacto, tuve, por así decirlo, mi primera vez. El chico con quien fue tenía 23 años. Era un moto taxista que a nadie le gustaba, pero a mí sí. Lo típico: me pidió la prueba del amor. Y yo, tonta, no quería que me dejara, se lo dí. Me gustó, fue rico. Lo hicimos muchas veces después de eso. Pero, como yo era una chica amiguera, demasiado amiguera, esa relación no duró mucho. En el colegio, en cuarto año, tuve mi primera experiencia lésbica. Fue con una amiga, de casualidad, solo se dio. Me gustó también. Ya para cuarto de media, empecé a tener sexo con chicos que conocía en las fiestas. Con muchos chicos. Nunca me protegía, pero no quedaba embarazada, por suerte. Estaba feliz, me gustaba el sexo. Recuerdo que para fin de año, de ese mismo año, en una fiesta en el colegio, dos amigos y yo continuamos la fiesta en la casa de uno de ellos. Bebimos, bebimos mucho, y una cosa llevó a la otra y bueno, tuve sexo con los dos. Hicimos un trío. ¡Qué rico fue! Me encantó. Fue mi primer trío. Uno me penetraba y a otro se la chupaba. Uno de ellos se avergonzó al final o no sé qué le pasó, pero se puso el pantalón y se fue sin decir nada, rápido se fue. No nos importó. Mi otro amigo y yo la continuamos. Nunca lo voy a olvidar. Fue delicioso.
En quinto año, uy, no recuerdo con cuántos tuve sexo. Fueron bastantes amigos del colegio. Sentía dentro de mí una necesidad, una ansiedad de tener sexo y más sexo. No hice otra vez un trío, pero sí tuve mucho sexo antes de terminar el colegio, y lo mejor de todo, no quedaba embarazada. Después de eso, conocí a un chico del cual me enamoré. Estaba por fin siendo mujer de solo un hombre y me gustaba serlo. Tanto, que pensamos en hacer una familia. Era joven. Éramos jóvenes. Pero entre los tantos intentos, no quedaba embarazada. Fuimos a la posta, me hicieron análisis, y dijeron que probablemente se trataba de algo hormonal. Una enfermedad después de mi primera vez me aquejó pues hubo un tiempo en que la regla no me venía. Era casi mes y medio que no me venía. Había ido a la posta también aquella vez pensando estar embarazada, pero dijeron que no y me dieron unas pastillas y al siguiente día vino la sangre con vómitos y coágulos y todo. Ay, fue horrible. Debido a eso, no quedaba embarazada. Me dieron unas píldoras que debía tomar durante unos meses para estabilizar mis hormonas. Las tomaba pensando en que por fin podría darle un hijo a ese chico del cual me enamoré, que era detalloso y parecía quererme, pero cuando supuestamente ya estaba bien, el chico me dice un día: "Diana, he estado saliendo con una chica todo este tiempo en que estábamos yendo al hospital. Está embarazada y me va a dar un hijo como yo quiero. Tú no puedes dármelo. Lo siento." No le di la gran noticia. Solo dejé que se fuera y nunca más lo he vuelto a ver. Necesitaba estar con alguien. Necesitaba sexo. Estuve con otros hombres más hasta que conocí al padre de mi hijo. Tenía 32 años él y yo 20 en ese entonces. Fue el mejor sexo de mi vida con él, con Fabián. Yo sabía que tenía su mujer y dos hijos, pero él me decía que estaba separándose, que quería estar conmigo, que iba a ser yo su mujer, pero cuando le decía para hacer formal nuestra relación, se inventaba cualquier excusa y lo evadía. Así que pensé que nuestra relación no era enserio. Me acostaba con otros amiguitos por ahí que tenía, pero siempre le contaba a Fabián lo que hacía. Un mes dejó de venirme la regla y pensé que era otra vez la enfermedad aquella, pero no, esta vez estaba embarazada: mis malditas hormonas se habían restablecido. Me sentí desesperada. No sabía qué hacer. Fui con Fabián. "Estoy embarazada.", le dije. "¡¿Qué?! Ese hijo no es mío." respondió. Me puse mal después. El embarazado y la presión que sentía eran demasiado. Iba al hospital de forma constante. Pensé en abortarlo. En fin, cuando tuve a mi hijo, Fabián desapareció. No firmó para darle su apellido, nada. Solo se fue. Ya tenía 21 años yo. Me dediqué a cuidar a mi hijo.
Un año después, casi un año, en el trabajo conocí a un tipo, pero no me enamoré, ya sabía que no debía enamorarme. Salimos por un tiempo, no teníamos mucho sexo que digamos, así que me dedicaba a cansarme en todo el día para llegar a casa exhausta y no pensar en sexo. Primero teníamos sexo cada semana, luego cada dos semanas, tres... cada un mes y así y esa ansiedad de tener sexo no podía soportar mucho que digamos. ¡Me gusta el sexo! Pero ya empezaba a sentir algo por él, a pesar de que se estaba volviendo distante. Decidí por completo de que si iba a seguir así, me iba a ir totalmente de su lado. Lo dejé.
Pasaron 4 meses hasta que estuve con alguien otra vez, pero fue distinto aquella vez: me pagaron. Contacté a una persona por internet que me ofreció dinero por tener sexo conmigo y yo acepté por muchas razones: quería tener sexo con un hombre, necesitaba plata y todo lo hacía por mi hijo. Sé que esto último puede sonar cursi y hasta poco creíble y no sé qué pienses, pero no me importa, yo sinceramente lo hago por él. No me gustó el sexo con ese hombre, era... muy mañoso. No me trataba bien. Una semana después conocí a Leo. Es de Costa Rica y tiene 27 años. Con él fue distinto que con cualquier otro amante que he tenido. Me trataba, me trata bien. Me invita a comer, me lleva al cine, me compra cosas y el sexo con él es increíble. Después de hacer el amor con él, se arrodilló ante mí y me dijo: "Quiero que seas mi mujer.". Yo quedé sorprendida y le dije lo primero que se me vino a la mente, "Yo voy a seguir acostándome con otros hombres.". Él aceptó. Me dijo que sí, pero que debería grabarme con esos hombres. Debería filmar todo lo que con ellos haga y que le mostrara a él esos videos, que se los diera, que él se los quedaría. Yo lo quiero, he aprendido a quererlo, y sé que él también me quiere, pues lo siento cada vez que hacemos el amor. Él lo hace fuerte, salvaje, delicioso. Me muele los huesos en cada envestida y me hace doler todo el cuerpo y eso me encanta. Me hace suya y yo me siento suya. Nos queremos de una manera muy enferma, supongo. Ya va un mes que tengo esa relación con él y a su vez, también un mes que atiendo a distintos hombres, dándoles sexo a cambio de dinero. No soy una puta. No quiero serlo. Pero bueno, ojalá Leo quiera quedarse conmigo como siempre me lo dice. Aunque sé que no será así, Me va a doler mucho si se va, pero ya no mucho. Sé cómo olvidarlo.
Esto es lo quería contarte. Más que todo porque he leído ese blog tuyo y me han gustado algunas cosas. Eres un apasionado por una mujer que debió ser muy especial para ti. Solamente dale tiempo al tiempo. Eres un bebé todavía. Eres una cara bonita. Me gusta tu foto de perfil. Algún día quisiera conocerte. Sigue escribiendo que te seguiré leyendo. ¿Quieres poner esto en tu blog? Ponlo, te doy permiso.

Comentarios
Publicar un comentario
No te olvides compartir :) ¡Saludos!