HISTORIA DE UN AMOR


La primera vez que yo la vi, ella estaba en su casa con su hermano y su hermana, me pareció una chica muy linda y con la mirada extrañada. Su voz era de niña, su piel era morena, y lo primero que pensé después de verla de reojo para que no se percatara su hermano, fue eso, su piel morena, y recordé que hace poco no más me estaba aprendiendo un poema de Mariano Melgar, Morena mía. Lo recité de memoria ese entonces, mirándola sin que se diera cuenta, y olvidando cada palabra que me decía su hermano, e ignorando cada suceso a mi alrededor, solo la veía a ella sentada sobre el sofá, con las piernas sobre el sofá, con el celular en la mano, y una que otra sonrisa de rato en rato. Obviamente solo pensé que era la casualidad, casualidades de la vida, no podía ser que yo haya planeado aprenderme ese poema solo por ella, pero cuando la vi, decidí aprenderlo por completo. Por cierto, fue el primer poema que le recité a medias, pues las cosas que hacía por ese entonces no me daba mucho tiempo para aprenderlo, y además como que pasaba el rato pensando en cuándo la volvería a ver. Si al final decidí atreverme fue porque pasamos una noche de zombies juntos, y la descubrí y me gustó y de repente nació, ¿cómo es que se llama? ¡Ah! Nació el amor. Y cuando me dijo que sí, todo en mi cabeza se tranquilizó, todos los pensamientos, todas las imágenes constantemente represivas, solo desaparecieron, y la única idea que tuve después de aquello fue que su hermano me mataría. Recordé entonces una frase de un libro favorito, 'No hay mayor gloria que morir por amor', y fue así como al mismo tiempo hice ese libro la marca de este amor. La besé con esos besos tímidos de los recién enamorados, como tanteando el permiso de su amor, como suplicando el favor de sus labios, y la supe mía cuando me tomó de la mano, y entonces con tan solo cinco minutos de enamorados pasó por mi mente una ráfaga de pensamientos como al condenado le pasa su vida al momento en que será fusilado, y no pude evitar pensar un poema de Mario Benedetti, 'Más allá de los besos, más allá de las caricias, más allá de acostarnos juntos, ella me tomaba de la mano y eso era amor', y entonces decidí nunca dejar de tomarle la mano al caminar, ni al bajar del carro. La dejé  entonces en su casa, pero no sin antes darle muchos besos, millones de besos, besos pequeños, rápidos, fugaces, imaginando que ella se iba desvaneciendo en el aire y que debería aprovechar en darle tantos besos como pueda antes de que desaparezca, había entonces tenido esa enfermedad que llamo, desesperación de amor. 

Cerraba los ojos y la veía a ella, y en lo único que podía pensar era en lo morena de su piel, o en sus ojos detrás de sus lentes, o en su cabello alborotado, o en lo enorme que era su frente. Sabía que tenía que hacerla feliz, y al mismo tiempo en comprarme otra vida por si moría cuando conversara con su hermano. Después pensé en cómo fue que lo había logrado, porque la verdad que yo andaba  muy nervioso, tanto que hasta le corregí y expliqué los diferentes tipo de 'ai'; en lugar de tal vez, no sé, preguntarle cosas sobre ella, escucharle hablar; pero a ella le encantó. A ella le encantaban las naranjas partidas en cuatro al momento en que nos veíamos, a ella le encantaban los helados que le compraba y ciertas veces organizábamos batallas de helados en la que resultábamos más bañados de miel que los mismos palitos de helado; a ella le encantaba la basura que guardaba en mi mochila, a ella le encantaba las veces cuando le jalaba conmigo al cruzar la pista a la cuenta de tres, a ella le encantaba saltar las rayas de las veredas conmigo, a ella le encantaba que le tomara de la mano al bajar de los carros, a ella le encantaba buscar monedas en los teléfonos públicos, a ella le encantaba esas y muchas cosas más; pero sobre todo eso, lo más importante: ella amaba los besos con amor que nos dábamos al final, después de despedirnos, aquellos besos largos y con mucha pasión. Cuando empezamos a salir juntos lo hacíamos a escondidas, pues como que fuimos prohibidos nada más al manifestar nuestra relación, pero eso no fue impedimento, y cuando estábamos juntos, conversábamos de cosas que ni al caso, cosas como, ¿qué harías, morena, si yo me convierto en zombie? Y ella respondía cosas como, me dejo morder y somos zombies los dos. Conversábamos de cosas como, eres feminista, ¿verdad? Y ella respondía, no, yo soy mujerista, y explicaba sus razones, pero al final lo dejábamos a medias porque terminaba diciendo, mejor dejémoslo ahí porque terminaré pegándote. De cuántas cosas más habremos conversado, me pregunto yo, porque hasta nuestros sueños nos dijimos, nuestro pasado nos contamos, y al final de todo, siempre me decía 'te amo', y miraba atento sus labios en ese momento cuando pronunciaba esas dos palabras, y sus labios formaban una curva para después terminar en algo que parecía un beso, un beso que se materializaba al instante sobre mis labios. En la cama ella se recostaba, tomaba entre sus manos el control del televisor, y buscaba su canal favorito para ver 'Los padrinos mágicos', mientras me decía, yo he visto todos los capítulos de este dibujito, y yo la admiraba por eso, porque era genial haberse visto todos los capítulos de Los padrinos mágicos. En los estudios, le di un par de clases de matemática alguna vez, y eso hizo que aprobara su curso, o creo que influyó bastante mi intervención; pero cuando estaba ella conmigo en la universidad, la veía jugar con mis cosas mientras yo andaba ocupado. En ese entonces tomó entre sus manos mi maleta de herramientas, quién sabe cómo pero le gustó alguna de las resistencias que había dentro (resistencias eléctricas), y luego me dijo, José, mira, mi arete; y la vi a ella, hermosa con su vestido rosado, sus zapatillas sin medias, su sonrisa de niña, su piel morena, su cabello alborotado, y ese arete de resistencia la hacía ver como la mujer más hermosa del mundo. Y una vez solo cociné para ella una comida con fideos, y a ella le gustó, y pensé por un instante que algún día la llevaría a Italia a que pruebe toda clase de fideos y spaguetti. Esa niña morena era perfecta para mí ese entonces, incluso también eran perfectas sus imperfecciones. Tiempo después, después de hacer amor, habría de decirme que ella me había visto mucho tiempo atrás, que se me cayeron unos papeles y que me vio regresando por las escaleras buscándolas. 

Una mañana de un tiempo que ya no recuerdo muy bien, la noté perdida en el caudal de sus emociones, cayó de repente sobre ella un laberinto, su laberinto, y no sabía cómo salir. Fue a buscarme con la esperanza de encontrar ayuda, y solo encontró un tipo loco con pensamientos desfasados, egoístas, apáticos, miedosos y completamente confundidos; y confundidos ambos nos perdimos por caminos diferentes. En algún momento nos volvíamos a encontrar, quisimos ayudarnos a salir de aquel laberinto, pero los malos pensamientos seguían vivos y las confusiones y los sentimientos no estaban claros y pasamos por tantas cosas, tantos arrepentimientos, tantos pesares, tantas palabras que nos dijimos sin quererlo y solo por el enojo, que en vez de ayudarnos mutuamente nos arrojamos al abismo. Cada uno empezó a violar las leyes del tétrico juego en el que nos habíamos metido, y en vez de caminar por los caminos, trepamos las paredes y las saltamos, buscando un atajo; tratamos de mirar la salida en lo más alto del laberinto y caminamos hacia él. Nos cruzamos más veces y los sentimientos nos decían que nos ayudáramos, que podíamos ser felices, pero no lo hicimos bien, no lo logramos, y nos abandonamos el uno al otro a su suerte, pero con el pensamiento pegado en la memoria y en el corazón. A estas alturas, ¿habremos encontrado la salida? Tal vez sí, ciertamente creo que uno de los dos lo habrá hecho. Yo aún no, de eso estoy seguro. En la aventura de ir juntos en ese laberinto, sin embargo, pude ver sus labios otra vez al momento en que me decía 'te amo', y sus labios ya no formaban una curva, sino que era una línea recta. Los besos con amor dejaron de ser apasionados, y el amor era más crudo, sin mucha fuerza, sin mucha ilusión, propio de un moribundo. Me dijo que ya no me amaba. Dejó de tomarme la mano. Ya no pensaba en mí. Las semanas que vinieron ya no nos veíamos, las veces que lo hacíamos eran cortos, y los problemas eran más notorios y parecían que eran imposibles de superar. Tal vez en algún momento pensó que todo esto fue un error, pero yo, ahora, me pregunto, ¿cómo puede ser un error si no me tengo que lavar las manos después de tocarla? El amor no es un error. Me mata que ella pueda alejarse de mi lado y yo no pueda. He intentado salir con alguien más pero lo he echado a perder porque solo pienso en ella. Usualmente, cuando pienso demasiado las cosas, siento como si la tierra empezara a temblar, cada bello de mi piel se eriza por completo y siento que se caen con el soplo del viento, creo que empiezo a sudar por todas partes del cuerpo, y en mi oído suena el palpitar de mi corazón, mis orejas empiezan a ponerse rojas, la nariz, los ojos, el pecho comienzan a arder, y camino, y camino, y cruzo la pista, y me veo a mí en un accidente de auto, innumerables sucesos pasan a mi alrededor; y ella es el único pensamiento que cruza por mi mente y me quedo anclado en él, aquel hermoso pensamiento que calma mi ser, que me devuelve la tranquilidad. Quiero despertar todas las mañanas pensando cómo ella me toma de la mano, cómo me cuenta cada una de sus cosas del día, cómo come su naranja que siempre le invito cuando caminamos juntos, cómo me dice 'te amo, mi rey, siempre juntos, no lo olvides'.
Ahora, ella está con un nuevo amor, una nueva ilusión, y solo ruego al mundo que la cuide, que vele por su bienestar, y al tipo con el que está, que la quiera mucho, que la haga feliz, pero que no se le ocurra darle un solo beso al despedirse, que no puedo ni respirar el solo pensar que él la bese una vez y no le importe si fue perfecto. Yo quisiera que vuelva, de verdad quiero que vuelva, es por eso que suelo dormir con la puerta sin seguro, es por eso que duermo con todas las luces prendidas, y es por eso que pongo una silla al costado de la cama antes de dormir.

Comentarios

  1. ¡Me ha gustado mucho!

    Espero leer más en breve ;)

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    Respuestas
    1. Gracias.
      Trataré de escribir pronto algo.
      Saldré a la calle a buscar una historia. :)

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