HOY ES OCTUBRE

Hoy es octubre, lo sé porque no puedo dormir.
Ya es de madrugada, ya todo está en silencio, o bueno, casi todo: el motor de los carros suena fuerte en la avenida. Quizá el sonido es lo único que existe allá afuera, la única prueba de que estoy en esta realidad. Tú... Me pregunto si duermes. ¿Qué pensaste antes de dormir? ¿Eres cociente que hoy es primero de octubre? Estamos a treinta días de estar juntos. Estamos a treinta días de un año más. Estamos a treinta días del primer treinta y uno. Ya van dos años, falta uno. Puedo soportar 365 días más; aunque el alma no me dé para más, buscaré la fuerza que se requiera. Hoy es octubre y te quiero. Hoy es octubre en su comienzo. Hoy es octubre y te pienso. Hoy es octubre...
Quiero escribir más, pero hoy es octubre. ¡Rayos!
Cuando sufres de insomnio, todo te parece una copia, lo leí en un libro, la copia de la copia de la copia. Nada es real. Todo es ficticio. El tiempo se vuelve denso. Toda esta realidad es muy distinta, no es nada a como me lo imaginé, a como me lo proyecté contigo. Esta es una prueba más de que nada sale como lo planeas, no si no eres lo suficientemente inteligente para hacer que suceda lo que deseas. Hubo una vez, un tiempo atrás, en que había hecho un grandioso plan para estar juntos: yo lo pensaba, tú lo ejecutabas. Solo que nunca tuve la determinación para echarlo a andar, nunca hubo la disposición de ambas partes, requería uno que otro sacrificio, poner a prueba nuestra convicción, desatar una rebeldía que hiciera que los hilos que nos sujetaban sean jalados de las manos de nuestro marionetista, nuestro destino, y tomemos el rumbo de nuestras vidas. Ninguno de nosotros, ni tú ni yo queríamos perder, no queríamos vernos perder, odiamos perder, y es cierto que la tendencia humana es la de ganar, pero nada se gana sin un sacrificio: nada que valga la pena es fácil. Hubo un momento en que quise dejarlo todo, pensé que podría iniciar en otro lado, encontrar un nuevo camino, seguir tu ejemplo, tratar de entenderte y saber cómo es que se deja algo que quisiste tanto sin dificultad, sin sentir remordimiento, y no lo logré. Algo me dice que por más que intentaste, tampoco lo hiciste. Deberías aprovechar este mes, ya que es tuyo, es tu terreno, tu tiempo, tu mundo, soy tuyo, tu hombre, tu rey, tu amor. Quiéreme y luego déjame. Ya no te quiero volver a escribir con el mismo estilo de antes, quiero que sea diferente, porque ciertamente ya no te quiero como antes, quizá te quiero mejor, quizá peor, pero es cierto que te sigo queriendo.
De todas las veces que he escrito para ti, hoy es una más de esas veces, pero no una como siempre, sino una donde habiendo tenido el recuerdo bien guardado en el baúl de mis memorias, desempolvé la urna envuelta en su mantel, quité el candado que habría de encerrarte hasta algún nuevo aviso, y el mundo en blanco y negro con tonos grises se convirtió en uno multicolor que empezó desde mis dedos hasta los confines de la tierra: te vuelvo a recordar, morena.
Ya no quiero contarte nada, ni preguntarte algo, solo quiero poder verte un segundo, aunque sea un deseo que haya querido desde hace tiempo y lo haya pedido infinitas veces sin ser correspondido, y a sabiendas de que no querré solo un segundo, sino la vida entera, te pido que te dejes ver, al menos hasta que mis ojos ya no puedan mantenerse abiertos y me haga falta parpadear. ¡Es que no es solo verte, mujer! Es acariciarte el alma con los ojos. Cuando te miro te digo cosas, te toco todo, te siento lo menos que se siente, y descubro la naturaleza de lo inexplicable. ¿Y si te dijera que le hice huecos a los bordes de tu rostro en las fotos que tengo tuyas, para que por lo menos en Braile pueda tocarte? No te he sabido entender, no te he sabido comprender, ya no sé si he sido el que te ha querido más, solo sé que después de tanto tiempo, mantengo el recuerdo intacto de cuando nos conocimos por primera vez. Aunque en tus recuerdos me tengas un tiempo más atrás, un fugaz e incierto momento donde nos cruzamos sin vernos y sin sabernos nuestros, sin imaginar que algún día estas líneas de vida se cortarían el uno al otro para luego no darse tregua.
Me he dormido, por fin, acabo de despertar. Tengo hambre. Dormir ha valido la pena, te he vuelto a ver. Estos son los únicos momentos en las que apareces cuando te quiero ver, solo en sueños. En diferentes ocasiones te he dicho dónde estoy, hora, lugar, fecha, y no te apareciste. ¿Es que nunca lo entendiste? ¿O no quisiste entenderlo? ¿Sabes? Creo que deberíamos viajar juntos. Oye, casi todos los fines de semana estoy saliendo de Lima a conocer el Perú. Cuando volvamos a estar juntos, te llevaré por esos increíbles lugares que he conocido. Tengo hambre. Si no te he dado señales de vida hasta el momento, es porque tengo algo en mente.

Son las ocho de la noche, acabo de leer todo otra vez, debo estar mal de la cabeza para publicar esto. En fin, haré de cuenta que no vi nada.

Buenas noches, morena. Toma bastante agua antes de dormir para que no amanezcas con la saliva amarga. No olvides que te amo. Mi voz buscará el viento para tocar tu oído. No dejes de pensar en mí. Descansa, reina mía.

(¡Lo recuerdo todo! Jajajá, tonto y terco corazón...)

Comentarios

Entradas populares de este blog

ISABEL

CREO QUE YA TE FUISTE, Y NO ME AVISARÁS

CONVERSACIONES