CANTAR

A veces me dan ganas de cantar, y lo hago con todas mis fuerzas. Canto... canto... ¡canto! Tanto es mi éxtasis, que hasta busco mi celular, ubico el aplicativo, y le doy en 'recorder', y vuelvo a la carga. Canto... canto... ¡canto! No solo una, ni dos canciones, sino todas las que me recuerde ese momento.
Canto las canciones en inglés, en japonés, en español y hasta en el idioma que no tengo idea de cómo se llame, pero canto, tarareando, laraleando, pompomponeando y hasta finjo no solo ser el cantante, sino también el baterista, el guitarrero y el Dj, y disfruto del acto de cantar, de vivir, de sentir, y por algún motivo, no tengo oídos para escuchar mi voz, los gallos, los gritos desafinados, los rompe - vidrios, los levanta muertos; solo escucho el latir de mi corazón y el ritmo de la canción que me indican por dónde ir, qué entonación darle, cuánto drama o cuánta alegría, qué sentimiento se expresa, qué vida se cuenta, qué sueño se anhela, SOLO CANTO.
Cantar es cantar a todo pulmón, tan placentero el acto de cantar que no dejas escapar ninguna equivocación y al instante nada más lo acomodas y ¡qué te importa! Tú sigues cantando.
Oye, cantar es fenomenal, así no tengas el talento para hacerlo, porque cantar para ti es otra cosa que cantar para alguien, cantar para ti es demostrarte que te amas y que tú mismo te puedes regalar el placer de oírte cantar en una grabación y arrepentirte de haberlo hecho o quizá, si eres más como yo, criticarte porque 'en esa parte desafinaste', ' en esa parte debiste ponerle más punch', 'esa te salió genial', 'puta qué asco cómo cantas', y cosas por el estilo. Cantar para alguien y ese alguien te soporte tus gritos, digo, tus cantos... ¡Cántale a esa mujer si de verdad la amas! Así como una vez le canté a esa niña mala, la morena de frente grande, la pequeña de labios hermosos, la mujer de mis sueños; una canción de las antiguas, porque soy un abuelo de 21 años que ama a la antigua; una balada suave al oído, un 'Bésame... bésame mucho... cómo si fuera esta noche la última vez. ¡Bésame! ¡Bésame mucho! Que tengo miedo perderte, perderte después'. Y después besarla con los ojos cerrados, sentir el vibrar de la tierra, el calor del magma debajo tuyo, el centro, el núcleo del mismo universo atrapado en un suave, apasionado y delicioso beso de esa viejita a la que tanto amo, Jhoselin.

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