HAGAMOS EL RIDÍCULO
- Siempre cuando cruces la pista debes de tener cuidado, pero cuando lo cruces conmigo, solo hazme caso.-
- ¡Pero tú estás loco! ¡Cómo te voy a hacer caso!-
- Carambas, solo que así hay más emoción. Ven, dame la mano. A la una...-
- José, estás loco. ¡Pero avísame! Porque tú solo me jalas.
- A las dos...-
Y la jalé sin contar el tres. Ella gritó y rió. Me gusta su risa de miedo, se pone las manos en la cara y ríe, ríe, es divertido verla así.
- Siempre que cruces la pista mira a la derecha y a la izquierda... de los ojos, arriba. Y del pecho, pa'lante ¿qué dice?-
- ¡Azúcar!-
- Ya me dieron ganas de bailar. ¿Bailas?-
- No mucho, no sé bailar.-
- Yo tampoco, hagamos el ridículo.-
La tomé de la mano, puse mi otra mano en su cintura, la miré a los ojos y le dije, baila conmigo, chica de los helados de lúcuma. Y le di vuelta, la apegué hacia mí, movimos los pies un poco para atrás, un poco adelante, le di otra vuelta, hice que me diera la vuelta, y nos reímos porque no faltó un taxista frustrado que nos gritara, ¡babosos! Conversamos el resto del camino, le conté cómo bailaba un grupo llamado Axe Bahía cuando era niño. Y ella me dijo que alguna vez bailó el Aserejé, luego se enteró que era satánico y le dio miedo, por eso lo dejó. De ahí solo bailó en su fiesta de promoción y en su graduación, el típico vals.
Llegamos a mi cuarto, nos dimos largos besos y parados, abrazados, le dije, ¿Bailas conmigo? Ella dijo, sí, niño bueno. Pusimos una salsa, y no sé si los pasos iban de acorde al ritmo, pero jugamos a que sí. Luego me dijo, pon esta canción. Y bailamos también esa. Yo le dije, quiero verte bailar el aserejé. Ella dijo, no, ya no me acuerdo. Yo, no importa, dale, quiero verte. Y le puse la canción. Tímida empezó, luego se soltó, y sentado frente a ella, la vi bailar de espaldas a mi ropero, sus manitas moviéndose, sus piernas temblando, sus labios cantando la canción, y la divertida risa de esa chica que me da besos con amor. Ahora quiero verte a ti bailando Axe Bahía, el onda onda, dijo ella. Sabía que dirías eso, respondí. No me inmuté, bailé a duras penas, pero lo hice. Después puse una canción, esa que dice, 'sa - ca - te la ropita', y muy a mi sorpresa, la bailó, aunque no se quitó la ropa completo, más sino unas prendas, pero lo hizo tan sensual, dueña absoluta de su belleza, sabiéndose sexy y deseada, y por algún motivo quise trepar ese altar, subirme a lo más alto de la gloria y tocarla, sentirla, hacerla mía... La atraje hacia mí, se sentó sobre mí y me dio un beso apasionado, yo la acaricié el cuerpo, la recosté sobre mi cama, la toqué toda, y quise hacer más, pero la noté temblando, y no me atreví.
- No sabes lo mucho que quiero hacerlo... - Dijo ella.
- Me gustas mucho por eso, Jhaz, tranquila, yo estoy bien. - ¡Mentira! Quería hacerla mía, pero tenía que respetar sus temores. - ¿Seguimos bailando?
Aceptó, volvió a sonreír, jugamos 'gallito', un juego con los pulgares de los dedos; comimos panetón, yo mis plátanos, limpiamos lo que ensuciamos y miramos en youtube 'El diario de Curwen', yo le enseñé ese canal y juntos compartimos la idea de que es un tipo extremadamente genial. A mí, al menos, que fácil no soy hincha de nadie, ni tampoco me gusta la política ni sus temas allegados, me gusta cómo lo explica él, su ingenioso sarcasmo y su técnica de dar a entender los temas más complicados. Jhaz suele leer los periódicos que su mamá le pide que le lea, pero también prefiere ver aquellos videos conmigo. ¿Acaso no es un amor? En fin, me gustó verla bailar, descubrir ese lado tan sexy de ella, tan deliciosa... Pero, algo me oculta, se nota en su mirada, ¿será porque ya la conozco? ¿O solo es mi paranoia?
'Te daría todo lo que tengo por ti, lo que tengo no es mucho... es solo mi corazón.'
-Otro grupo peruano, Jhaz, REZAKA, tengo miedo.
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