EL ABANDONA NOVIAS

Un 14 de noviembre la acompañé por primera vez a su trabajo y la abandoné ahí con la esperanza de volver a verla un martes por la mañana.
Fue un viernes a las 6 y un poco más cuando por medio de mensajes acordamos encontrarnos en el metro, en la estación España, mientras yo llegaba de la universidad y ella de su casa, pues a pesar que me hubiese gustado, sus padres no hubiesen permitido que yo la recogiera de su casa. Aún así, las ganas de vernos eran mayores a las oposiciones de terceros y pecábamos a conciencia, felices. Cuando me vio llegar, yo la vi ahí, parada, con sus lentes de siempre, su mochila de siempre, las zapatillas de siempre, una chompa que no había visto que parecía un mantel sobre ella porque era grande, su cabello alborotado y lo único que más buscaba en ella a todo momento: su sonrisa. Me enamoré de esa mujer porque pelaba los dientes como burro al verme llegar, me inundaba de alegría y me daban ganas de llorar porque me creía la razón de su felicidad. Su voz al pronunciar mi nombre ocasionaba un estremecimiento de mis huesos que se escuchaban en mi mente como visagras sin aceitar, y sus manos al tocarme me suspendía en el aire y me llevaba a un mundo diferente al de la realidad, su mundo, uno donde ella volaba pues no existía la gravedad, las leyes de la Física se habían echado al tacho de la basura; y, ¡madre mía! Esa mujer al besarme... Llegamos a la estación Angamos, bajamos y caminamos hacia la calle, tomados de la mano, divertidos, serios, callados, y rompíamos el hielo cuando la empujaba y hacía que chocara con la pared y su grito de ¡José! Estallaba junto con su risa. Solía pensar a menudo, que si algún momento caminaba con ella, le haría jugar en el trayecto, y así fue. 'El que pisa una raya de la vereda pierde y recibe un castigo. Si yo pierdo, tú me besas. Si tú pierdes, yo te beso. ¡Oh, por Dios, qué feo castigo!' Ella aceptó, pero como soy un ser dotado de inteligencia extrema, pisé varias veces las rayas de la vereda ni bien dijo que sí, y recibí muchos besos de ella, y fue como una lluvia de meteoros sobre mí, duros golpes de amor y felicidad en mí. Continuamos caminando. Una costumbre que pensé en ese instante la divirtió muchísimo, era buscar dinero en los teléfonos públicos. Antes lo hacía, pero a escondidas pues me daba vergüenza, pero se me ocurrió que a ella le gustaría, y así fue. Busqué en varios teléfonos sin encontrar nada, y le explicaba con esmero las razones de por qué lo hacía, mientras se reía de las tonterías que decía, hasta que llegó el momento: encontré dinero. ¡Jhoselin! Le dije, ¡mira, 20 céntimos! Rió, fuerte, con ganas, y acompañó eso con un típico, ¡José! Y feliz por haber encontrado dinero en el teléfono, y feliz por escucharla reír, feliz por saber que disfrutaba mi compañía, feliz por saber que este recuerdo quedaría en nuestras mentes; continuamos nuestro camino hasta donde habría de separarnos, decirnos adiós con la promesa de volver a vernos tan pronto como podamos. Llegamos, era la esquina de Comandante Espinar y la avenida Angamos. La besé varias veces. Antes que se fuera, le dije, Jhoselin, espera, dame un beso con amor. Entonces me besó, y era un beso cálido, suave, delicado, con pasión, con amor, uno que te envuelve, uno que te saca de los límites, que elimina todo a tu alrededor y no puedes escuchar ni sentir nada que no fuera el latir de su corazón, lo tranquilo de su respiración. Los besos con amor incluían todo, lengua adentro, abrazos apasionados, y por unos centímetros nada más no llegábamos a hacer el amor ahí mismo. Se fue, la dejé ir, cruzó la pista y no la perdí de vista hasta que no la supe segura, y mientras la veía esperar el semáforo en rojo, divisé un teléfono cerca, y recordé mi suerte de los 20 céntimos, y fui a ver si encontraba más, pero no hubo nada. Volteé a verla, se estaba riendo, y de lejos pude escucharla decir, ¡José! Amo a esta mujer, pensé.
Y la vi desaparecer a lo lejos, la abandoné en su trabajo. 

Comentarios

  1. Como no recordarlo jajaja.
    Pareciamos 2 niños jugando, revolcandonos en besos y abrazos.
    Lo volvi a hacer pero solo encontre 10 centimos. Es satisfactorio no¿.
    Que tengas buena noche vigilante de mi vida.

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